La pandemia por coronavirus ha puesto de manifiesto la imprescindible labor de los sanitarios. Un trabajo al que se rinde este martes 12 de mayo homenaje con motivo del Día Internacional de la Enfermería, una jornada que conmemora el aniversario del nacimiento de Florence Nightingale, precursora de la enfermería moderna. Esta edición será aun más especial ya que justo se cumplen 200 años desde su llegada.
Florence Nightingale fue una enfermera, escritora y estadística británica, que creó el primer modelo conceptual de enfermería. Nació el 12 de mayo de 1820 en Florencia, Italia, y falleció el 13 de agosto de 1910 en la localidad de Mayfair, Londres, Reino Unido. Numerosas instituciones, como el ministerio de Exteriores o la Biblioteca Nacional de España, se suman al homenaje a la precursora para agradecer el enorme sacrificio ofrecido por los profesionales sanitarios durante esta crisis sanitaria.
Florence lideró el cuidado de los heridos británicos durante la Guerra de Crimea entre 1853 y 1856 (fue la primera vez que se les permitió a mujeres servir oficialmente en el Ejército británico). Entre las medidas básicas que promovió sobre el cuidado destacan: la práctica de la higiene de manos y la mejora de las condiciones ambientales. El 2020 ha sido declarado "Año de la Enfermería y Partería" en su honor.
La Organización Mundial de la Salud, OMS, y el Consejo Internacional de Enfermería, CIE, lanzaron la campaña "Nursing Now" con el objetivo de promover la profesión de Enfermería en el mundo, algo que se necesita fortalecer, según los expertos. Los sanitarios piden que los aplausos no sean la respuesta a la labor cotidiana, sino la motivación que necesitan para comenzar una nueva etapa.
Florence Nightingale fue la primera mujer admitida en la Royal Statistical Society británica. Desde niña se pudo ver su afición por registrar y organizar información, cuando documentó su colección de conchas de mar con listas y tablas diseñadas con precisión. A pesar de que su madre se oponía, recibió más clases de matemáticas después: su mayor logro estaba por llegar.
Florence no contemplaba con buenos ojos la idea de llevar una vida doméstica y casarse. Quería ser enfermera y lo decidió en 1844, a los 24 años de edad. Propuso a sus padres entrenarse como sanitaria en Salisbury, pero se negaron. La enfemería, entonces, se veía como un empleo de perfil bajo que debían hacer los pobres o sirvientes -y no correspondía al estatus social de su hija-. Sin embargo, Florence no dejó de soñar e insistió.
Su padre se dio por vencido en 1850 y permitió que acudiera a practicar como enfermera a Alemania. Finalmente, tres años después de formarse logró su meta y fue nombrada superintendente en un hospital de mujeres en Harley Street, Londres, el año que estalló la Guerra de Crimea.
Florence fue retratada llevando una lámpara y atendiendo a pacientes: aquella imagen apareció en numerosos diarios y Nightingale recibió el popular nombre de 'la dama de la lámpara'. Su trabajo en Scutari, Turquía, para mejorar las condiciones de vida de los soldados en los hospitales fue aplaudido por la prensa y el público en general. Su familia recibió un mar de poemas que enviaban a su hija sus fieles seguidores. Sin embargo, ella nunca quiso ser famosa y viajó por multitud de países bajo el pseudónimo de Miss Smith.
Su trabajo durante las décadas posteriores hasta el día de su fallecimiento ha sido fundamental para el devenir de los profesionales sanitarios. Logró establecer a la enfermería como una carrera respetable para las mujeres y para mejorar los hospitales. Aquella niña que coleccionaba conchas logró lo que se propuso: poder salvar la vida de los demás.