Rusia iza sus banderas y orienta sus radares también en el Mar Negro, que domina por completo desde que invadió Crimea y se la arrebató a Ucrania por la fuerza hace ocho años. Veinte barcos de guerra realizan ahora mismo maniobras militares. También las hay en el Ártico. Rusia parece querer jugar a "globalizar" la tensión. Hoy ha enviado a la vecina Bielorrusia misiles tierra-aire y un escuadrón de cazabombarderos.
Estados Unidos por su parte, ha enviado rumbo a Ucrania un nuevo avión de carga con equipamiento militar. En los últimos ocho años ha armado al país con material valorado en 2.500 millones de euros. Washington cree que Putin tiene una fecha en mente para la invasión: sería después de los Juegos Olímpicos de Pekín, que no querría deslucir a China.
Es decir, a mediados de febrero. Antes de que el "General Invierno" dé paso al "Mariscal Barro". Ese momento en el que el hielo se funda y el lodazal impida el desplazamiento de los blindados. Rusia sabe mejor que nadie que no es una cuestión menor. Con esto paró los pies hace ochenta años a Adolf Hitler.