Coronavirus en Rusia: pocos casos, menos información
Bajas cifras de afectados en el país por la pandemia mundial
El mayor país del mundo, Rusia, parece estar haciendo las cosas bien, al menos sobre el papel. Tres meses después de que estallase la pandemia en China y con el virus arrasando Europa, en Rusia hay, oficialmente al menos, sólo 63 casos.
La estrategia rusa contra el COVID19 es confusa y desconcertante, una mezcla de medidas duras y enormes lagunas. Por ejemplo, al estallar la crisis se cerró la frontera terrestre entre China y Rusia, más de 4000 kilómetros, pero se permitió la llegada de miles de turistas chinos durante varios días más en avión a las principales ciudades rusas, en un momento en que el virus estaba en plena eclosión en el Gigante Asiático.
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Centrada ya la pandemia en Europa la ciudad de Moscú, que no el resto del país, impuso una cuarentena obligatoria a extranjeros y nacionales llegados de países de riesgo, como España, Italia, Alemania, Francia… pero los miles de viajeros que llegaban no eran informados de ello, ningún documento legal o aviso oficial se daba a todos aquellos que hasta esta semana, una vez cancelados los vuelos, llegaron a Moscú.
Una de las pasajeras que descubrió por la prensa que debía permanecer en casa fue nuestra campeona de baile sobre hielo Sara Hurtado, que vive y se entrena en Moscú. Para ella la cuarentena supone un duro golpe a su exigente rutina de entrenamientos pero lo lleva con deportividad: "La salud es lo primero, llevo peor la distancia con los míos en estos momentos de crisis", cuenta.
Otra de las incongruencias de las normas aplicadas por el Ayuntamiento de Moscú es que la auto cuarentena no se aplica a la familia de la persona regresada del país en riesgo, quienes pueden salir con normalidad. Tampoco se aplica a diplomáticos, aunque hayan llegado del mismo foco de la infección.
Eso sí, las multas por saltarse la cuarentena, son duras, de uno a cinco años de cárcel, en caso de que e infectado contagie a alguien y este muera. Pero no hay un protocolo que clarifique los términos.
Las cifras que dan las autoridades dan también espacio para la duda razonable. En Moscú habría 13.000 personas en autoaislamiento, teniendo en cuenta que sus familiares son libres de moverse, el riesgo es evidente.
Un dato también preocupante es el que da la agencia rusa de estadística, Rostat, que informa de un nada usual aumento de la neumonía el pasado mes en la capital rusa, casi 7000 casos, un 37% más que el año pasado, aunque las autoridades niegan cualquier conexión con el coronavirus.
Para añadir más casos, y después de un caso positivo en una escuela, el Ayuntamiento ha dicho a los padres que son libres de retirar a los niños del colegio, pero no cancela las clases. Por su parte, la gran mayoría de los colegios privados de Moscú han echado el cierre.
A la errática estrategia del ayuntamiento de Moscú se suma que el alcalde de la capital, Serguéi Sobianin, publica en su cuenta oficial de Twiter que "lo más importante para nosotros es mantener una situación económica normal, el ritmo de trabajo en la ciudad". Esto hace pensar que no habrá una estrategia de contención, sino de mitigación, en lo que se inscribe la construcción a toda prisa de un hospital exclusivo para ingresar a los casos que están por venir.
Cierre de fronteras
A nivel estatal Rusia ha tomado en las últimas horas medidas más drásticas, cerrando su frontera con Noruega, Polonia, Ucrania, y limitando las conexiones en avión con Europa a vuelos chárter, destinados a repatriar ciudadanos rusos.
De nuevo estas medidas contrastan con la aparente falta de consenso en el país ante el coronavirus, por ejemplo, San Petersburgo ha cancelado su Foro Económico, el mayor evento de la ciudad y generador de riqueza para la Capital del Norte, pero a su vez esa misma ciudad permitió un multitudinario partido de liga este pasado fin de semana, donde el público se lo pasó en grande cantando "vamos a morir todos".
Por su parte la población rusa vive esta situación con cierta indiferencia, debido en gran medida a que las autoridades, y los medios de comunicación que controlan casi en su totalidad, aseguran que el apocalipsis pasa solo en el decadente occidente… Fe en el Gran líder, sí, aunque aunque por si acaso van llenando la nevera. Las ventas de alimentos no perecederos se han disparado un 30% y los precios de los arcones congeladores suben cada día.