Quizás estas cosas solo pueden ocurrir en Estados Unidos, pero horas después de la asombrosa propuesta del presidente del país, Donald Trump, de que inyectarse desinfectante en el cuerpo podría servir para tratar el coronavirus, la cadena ABC informó de más de cien casos de intoxicaciones por desinfectante en toda la nación.
En Nueva York se registró una treintena de llamadas a los centros de emergencia relacionadas con la exposición a lejía, el desinfectante Lysol y otros productos de limpieza poco después de las declaraciones de Trump. Según el 'Huffingtonpost', Nueva York gestionó por teléfono nueve casos por exposición al Lysol, diez relacionados con la lejía y once con otros productos de limpieza del hogar en un período de 18 horas antes de las tres de la tarde del viernes.
El Centro de Control de Envenenamientos no especifica qué tipo de exposición hubo en estos casos, si fue por contacto con la piel o ingeridos, pero sí informa que ninguno requirió de admisión a un hospital ni desembocó en ningún fallecimiento.
Trump aventuró en la rueda de prensa diaria del grupo de trabajo por el coronavirus de la Casa Blanca que "yo veo que el desinfectante lo noquea (al coronavirus) en un minuto, un minuto, y habría que ver si hay una forma de hacer algo como eso inyectándolo dentro (del cuerpo), casi como una limpieza". Rápidamente la firma británica Reckitt Benckiser, que fabrica el desinfectante Lysol, muy popular en Estados Unidos, y numerosos médicos y científicos se apuraron este viernes en advertir al público de que no ingiera o se inyecte este tipo de productos.
En un comunicado en el que respondía a las "recientes especulaciones y actividades en los medios sociales", Reckitt Benckiser dejó claro que, bajo ninguna circunstancia, sus productos desinfectantes “han de administrarse dentro del cuerpo humano (sea por inyección, ingestión o cualquier otra vía)”.
Por su parte, el facultativo Craig Spencer, especializado en salud global en el Centro Médico de la Universidad de Columbia, en Nueva York, dijo al diario 'The Washington Post' que le preocupa “que muera gente por esto”. “Habrá quienes piensen que es una buena idea”, lamentó. Hasta la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, aludió al tema en una rueda de prensa: "No hay dinero para la Oficina Postal; en cambio, inyecta Lysol en tus pulmones", señaló irónica.
En declaraciones a los periodistas posteriormente, el propio Trump alegó que estaba hablando “sarcásticamente” cuando sugirió que las inyecciones con desinfectante podrían ser un tratamiento contra el coronavirus. “Estaba haciendo una pregunta sarcásticamente a los reporteros como usted, simplemente para ver qué ocurriría”, explicó Trump al ser preguntado por esa afirmación durante un acto en la Casa Blanca, en el que firmó un nuevo plan de rescate de casi 500.000 millones de dólares para ayudar a hospitales y empresas frente al coronavirus. “Eso fue lo que mencioné y pensé que estaba claro”, argumentó el mandatario, sin precisar de dónde había sacado la idea.
El diario británico The Guardian reveló este viernes que Mark Grenon, el líder de un grupo estadounidense que vende lejía como “cura milagrosa” frente al coronavirus, escribió esta semana una carta a Trump en la que le decía que el dióxido de cloro -un tipo de lejía de uso industrial- es “una desintoxicación maravillosa que puede matar el 99 % de los patógenos del cuerpo” y agregaba que podría servir para acabar con el COVID-19. Según el rotativo, Grenon está considerado como el "obispo" de Genesis II, un grupo con sede en Florida que asegura que es una "iglesia", pero que en realidad es el mayor productor y distribuidor de lejía de dióxido de cloro como "cura milagrosa".