Christian Brueckner, el hombre de 43 años que está siendo investigado por la fiscalía de la ciudad alemana de Braunschweig como presunto asesino de Madeleine McCann, ha sido fotografiado subiendo a una ambulancia después de haber recibido presuntamente una paliza en prisión.
El alemán habría sufrido la fractura de dos costillas y numerosas contusiones mientras estaba ingresado en la cárcel, cumpliendo una condena de larga duración por un delito no relacionado con el caso de Maddie. No ha trascendido más información sobre el origen de estos golpes, según recoge Daily Mail.
De acuerdo con documentos de la investigación, en septiembre de 2013 el sospechoso le escribió a un conocido por un servicio de mensajería de chat que sentía el deseo de "cazar algo pequeño y utilizarlo durante días".
A la respuesta de su interlocutor de que esto sería peligroso, Christian B. replicó: "Bah, si luego se eliminan las pruebas".
El principal sospechoso se encontraba por esas fechas en un terreno a 90 kilómetros de distancia del lugar en que fue vista la niña por última vez; éste fue registrado un año después por la policía, que encontró un USB que contenía pornografía infantil pero ningún rastro del paradero de Inga.
Según han revelado hasta ahora las investigaciones, el hombre conducía probablemente un Jaguar XJR 6 de color oscuro o un VW T3 Westfalia de color claro; en el lugar de los hechos lo sitúa "con una probabilidad rayana en la certeza" una llamada telefónica realizada desde un número móvil portugués a una persona desconocida.
El caso, que conmocionó a Europa, ha desembocado hasta ahora en más de 2.000 diligencias policiales, 500 búsquedas en la zona y 12.000 páginas de proceso que sin embargo no han conseguido por el momento arrojar luz sobre lo que fue de Madeleine.
El presunto asesino de Madeleine, que tenía 3 años de edad cuando desapareció en 2007 en el Algarve portugués, donde veraneaba con su familia, se encuentra en la actualidad cumpliendo condena en una cárcel alemana y cuenta con numerosos antecedentes de delitos sexuales, entre ellos contra menores.
"Der Spiegel" reveló también que el presunto asesino está siendo investigado asimismo por otro posible secuestro, el de la niña alemana Inga, de 5 años de edad, que desapareció en el estado federado de Sajonia-Anhalt (este del país) en primavera de 2015, durante una excursión con su familia.
La Fiscalía de la ciudad de Braunschweig (Alemania) ha asumido que la pequeña está muerta: "Asumimos que la niña está muerta", aseguró un miembro de la Fiscalía de Braunschweig, Hans Christian Wolters, que describió al sospechoso como "un depredador sexual que ya ha sido condenado por delitos contra niñas" y que cumple en la actualidad "una larga condena", sin entrar en más detalles.
La Policía Metropolitana de Reino Unido, que colabora con las autoridades portuguesas y alemanas en las pesquisas, ha aclarado que por ahora sigue enmarcando este caso dentro de la categoría de "personas desaparecidas", ya que no tiene "pruebas definitivas" sobre el posible fallecimiento de Madeleine.