China ha impuesto el confinamiento a los aproximadamente 400.000 residentes del condado de Anxin, provincia de Hebei, al sur de Pekín, para atajar los contagios de coronavirus relacionados con el brote surgido en el mercado mayorista Xinfadi el pasado 11 de junio.
La drástica medida ha sido impuesta con efecto inmediato tras detectarse 18 casos de coronavirus en la localidad, ubicada a unos 140 kilómetros de Pekín, todos ellos vinculados al brote del mercado pequinés. Hasta cinco de estos casos son asintomáticos, según informa el periódico de Shanghái 'Jiefang Daily'.
Las autoridades responsables de la gestión del coronavirus han advertido de que se trata de una situación "extremadamente grave" por lo que han justificado estas restricciones para evitar contagios a otras regiones y dentro del propio condado. Nominalmente se trata de una "gestión cerrada", pero es asimilable al confinamiento impuesto en China en pleno pico de la epidemia.
Los residentes no pueden salir de casa a menos que deban ir a un hospital o trabajen en labores de prevención de la epidemia. Además se prohíbe el acceso de vehículos de no residentes en pueblos, comunidades y edificios y cada familia deberá designar a una persona para salir como máximo una vez al día con un permiso especial para satisfacer las necesidades básicas.
Todos los vecinos deberán registrarse con su documento de identidad y comprobar su temperatura cuando salgan a la calle, entren en una comunidad o en un edificio. A los afiliados al Partido Comunista Chino se les ha emplazado a convencer a familiares y amigos para que "no salgan a la calle ni realicen visitas, reciban invitados o se reúnan". Además se les ha invitado a organizar patrullas de barrio para evitar el incumplimiento de la normativa.
El equipo de trabajo del covid-19 insta a los ciudadanos a controlarse entre sí, asegurando que se castigará a quien infrinja las restricciones. Además, el gobierno local está reclutando de manera urgente a 80 personas con formación universitaria para que ejerzan de voluntarios para la prevención de epidemias.
"No creo que (la situación en Anxin) sea tan aterradora", explicó Cui Xiaobo, profesor de Salud Pública en la Capital Medical University de Pekín. "No hay necesidad de caer presa del pánico", añadió, subrayando que la localidad está relativamente "poco poblada", por lo que a menos que haya grandes reuniones "no debería haber un gran problema".
Por otro lado, Cui recordó el gran impacto que este tipo de bloqueos tienen en la economía. "La recuperación económica y social es un proceso", comentó. "Una vez que la ciudad está cerrada, el proceso se detiene y se vuelve más difícil girar las ruedas nuevamente", concluyó el docente.