Las restricciones impuestas por los gobiernos de medio mundo para intentar controlar la expansión de la pandemia del coronavirus son en todos los países más o menos iguales, obligación de llevar mascarilla, restricciones de movilidad y limitación de reuniones. Si los ciudadanos se lo saltan suele acarrear una multa económica, pero bien es cierto que algunos países han castigado a los infractores limpiando cementerios y castigos físico.
En Estados Unidos ha salido una sentencia poco usual, donde un hombre de Maryland ha sido condenado a un año de cárcel por organizar fiestas desoyendo a las autoridades que limitaban las reuniones a no más de 10 personas.
La policía se vio obligada a arrestar a Marshall Myers, de 42 años, después de haber organizado hasta en dos ocasiones una fiesta en su domicilio donde acudieron más de 50 personas, aseguran desde Complex.
Fue en marzo cuando la policía acudió a la vivienda de Myers ante la llamada de los vecinos y comprobaron que pese a la orden dictada por la emergencia del coronavirus, en la casa del detenido había unas 50 personas, tras una breve discusión, accedió a disolver la fiesta y todo quedó en una advertencia. Pero una semana después, la policía recibió el mismo aviso, en esta ocasión Myers se negaba a disolver la fiesta, así que finalmente fue detenido.
Myers ahora ha sido sentenciado a un año de prisión y además tendrá que pagar una multa de 5.000 dólares.