La temporada de incendios gana tanta fuerza en California que ha destruido su primer pueblo, Greenville, en el norte del estado, 1.600 habitantes.
Dixie lo ha dejado irreconocible, les ponen ya nombre, pueden devorar un kilómetro cada hora. Otro incendio ha desplazado a miles de personas más en otros dos condados. Son imprevisibles, con un comportamiento no visto hasta ahora.
Las brigadas que luchan en condiciones muy difíciles se limitan a grabar las imágenes. Cuando intentan avanzar para atacarlo, se dan la vuelta ante la imposibilidad de luchar contra él.
Por el momento no hay víctimas mortales, pero desde el espacio puede verse la huella que dejan estos gigantes. Que aquí abajo enrojecen el cielo en un terreno seco, con vientos de cien kilómetros. En un año, se han producido seis de los mayores incendios del estado.