Chrystul Kizer, una joven de 19 años está condenada a cadena perpetua por matar, en 2018, a Randall Volar, un hombre que la violaba y prostituía. Tras acabar con su vida, prendió fuego al cuerpo y a la casa para intentar borrar todas las pruebas y huyó en el vehículo del fallecido.
Kizer le dio dos disparos en la cabeza a Volar, de 34 años. La joven aseguró que ambos se conocieron cuando ella tenía 16 años. Primero, la pagó por acostarse con él, después empezó cobrar a otros hombres por mantener relaciones sexuales con ella, informa The Washington Post.
Fue el propio novio de Kizer, quien le compró una pistola cuando empezó a sospechar que algo estaba ocurriendo. La joven, cansada de abusos, decidió acabar con su vida, huyendo después, presa del pánico del lugar de los hechos en el coche del fallecido.
Volar estaba en libertad bajo fianza, por un delito de posesión de vídeos de pornografía infantil. Tenía en su poder cientos de vídeos de niñas, entre quienes aparecía Kizer.
Cuando las autoridades hallaron el cadáver de Volar, también encontraron en el registro de su casa criptomonedas, por valor de 800.000 dólares, y confirmaron que el hombre había hecho transferencias de hasta 1,5 millones de dólares.
La defensa de la joven pide su indulto. Sin embargo, el fiscal del distrito ha rechazado aplicar la ley que permite absolver a las víctimas de trata, vigente en la mayoría de estados en Estados Unidos, y la acusan de un crimen premeditado para robarle el coche. En su contra juegan unos mensajes que envío a través de Facebook, en los que afirmaba que pronto conseguiría "un BMW" para su hermano, así como conversaciones con su novio en las que le preguntaba cuándo quería que lo hiciera.