En el día 20 de la invasión de Ucrania, Rusia Rusia ha intensificado el asedio a grandes ciudades como Kiev y Járkov. Lo hace con incesantes ataques aéreos, no sólo sobre los edificios, también sobre la ayuda que pueda llegar.
Noche tras noche, el sonido taladrante de las alarmas antiaéreas hace que sea imposible conciliar el sueño. Avisan de lo que está por venir. Son bombardeos constantes que golpean Járkov y destruyen sin medida también en el centro de Kiev.
La gente no deja de mirar el cielo porque los misiles rusos no dan tregua. Uno de ellos ha dejado un gigantesco cráter en medio de la calle y ha convertido un autobús en chatarra. Una mujer ha muerto y otras doce personas han resultado heridas en este ataque.
Solo de la capital de Ucrania, millón y medio de personas han huido, según el gobierno de Volodimir Zelenski.
Más sangriento ha sido otro bombardeo en Donetsk. Varias cámaras de seguridad han captado el momento del impacto. Los restos humeantes del misil dejan víctimas tiradas en el suelo, en medio de la calle o dentro de vehículos. El balance es de una veintena de muertos y decenas de heridos.
Moscú culpa directamente a las fuerzas ucranianas, algo que Kiev niega con rotundidad. A medio camino entre Donetsk y Mariúpol, los tanques rusos se pasean por Volnovaja, una ciudad, en ruinas, atemorizada por el sonido constante de la artillería.
En las zonas de combate, a toda prisa, el ejército ucraniano intenta evacuar a los civiles que quedan. Una situación insostenible que ya entra en su vigésimo día.