Las autoridades bielorrusas han obligado a aterrizar en Minsk a un avión de la aerolínea irlandesa Ryanair que cubría un trayecto entre Atenas y Vilna (capital de Lituania) para detener a un periodista opositor que viajaba a bordo de la aeronave.
El avión estaba apunto de abandonar el espacio aéreo bielorruso cuando de repente fue intervenido por un caza de la fuerza aérea de la antigua república soviética que le obligó a modificar su curso y lo escoltó hasta el aeropuerto de Minks, la capital lituana.
Lituania asegura que el espacio aéreo bielorruso debería cerrarse al tráfico internacional por considerarse "peligroso". La Unión Europea y Estados Unidos ya han pedido la inmediata liberación del opositor que en estos momentos se encuentra en paradero desconocido.
El avión ha realizado un aterrizaje de emergencia en Minsk tras una supuesta amenaza de bomba, lo que ha permitido la detención del periodista Roman Protasevich, uno de los fundadores del canal de Telegram Nexta, que jugó un papel clave en la coordinación de las protestas que siguieron a la reelección del presidente bielorruso, Alexander Lukashenko.
"Roman Protasevich ha sido detenido. Estaba en un vuelo de Ryanair de Atenas a Vilna. El avión realizó un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de Minsk", publicó en la red social Telegram el centro pro derechos humanos Viasna.
Por su parte, el canal Nexta Live acusó a los partidarios de Lukashenko del "secuestro" del avión, para arrestar a Protasevich. "Le espera la pena de muerte en Bielorrusa", según Nexta Live.
La oficina de la líder de la oposición bielorrusa en el exilio, Svetlana Tijanovskaya, ha asegurado que un avión de combate MiG-29 escoltó al avión con origen y destino en la UE hasta el aeropuerto de Minsk. Además, asegura que cuando recibió el aviso de bomba estaba muy cerca de la frontera con Lituania y que el aeropuerto de Vilna estaba más cerca que el de Minsk.
La propia Tijanovskaya ha denunciado el aterrizaje en Minsk "forzado" por el "régimen" y ha advertido de que Protasevich podría ser condenado a muerte. Por ello, ha pedido una investigación de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) y sanciones contra Bielorrusia.
También el presidente lituano, Gitanas Nauseda, ha criticado el "abominable" arresto de Protasevich y ha exigido su liberación inmediata. Además ha pedido a la UE y a la OTAN una reacción ante "la amenaza que supone para la aviación civil internacional el régimen de Bielorrusia".
El Alto Representante de la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, ha condenado la "inadmisible" decisión del Gobierno bielorruso. "Seguimos atentamente lo que ha pasado con el vuelo de Ryanair entre Atenas y Vilna, forzado a aterrizar en Minsk por una supuesta amenaza de seguridad. Es absolutamente inadmisible", ha publicado Borrell en Twitter.
Borrell ha advertido de que consideran al Gobierno bielorruso "responsable de la seguridad de todos los pasajeros del avión". "TODOS los pasajeros deben poder continuar con su viaje de inmediato", ha remachado.
Ursula von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, exigía en un tuit la "inmediata liberación del opositor detenido". Por su parte, el presidente del Consejo Europeo Charles Michael ha condenado los hechos "en los términos más duros posibles".
Ya en noviembre pasado, el Comité de Seguridad de Bielorrusia (KGB) incluyó a Protasevich y a otro fundador de Nexta, Stepan Putilo, en su lista de personas implicadas en actos terroristas.
Las elecciones presidenciales del 9 de agosto de 2020 en Bielorrusia, que otorgaron un nuevo mandato a Lukashenko, dieron origen a varios meses de protestas. Lukashenko, en el poder desde 1994, obtuvo el 80,1 por ciento de los sufragios, frente al 10,1 por ciento de la opositora Tijanovskaya, según el escrutinio oficial.
La oposición bielorrusa denunció un fraude masivo y exigió repetir los comicios, opción que Lukashenko descartó por completo. Varios países, entre ellos Estados Unidos, miembros de la Unión Europea, el Reino Unido y Ucrania, no reconocieron esos comicios. En cambio Rusia, China, varias naciones del espacio postsoviético, Cuba, Venezuela, Nicaragua y Turquía, entre otros, dieron por válidos los resultados de la votación.