Un bebé prematuro nacido a las 26 semanas de embarazo con un peso de apenas medio kilo, ha conseguido salir adelante contra todo pronóstico tras pasar más de cien días ingresado en cuidados intensivos de tres hospitales diferentes en el Reino Unido.
Según relata Mirror, la piel de Forrest Jean Coburn Gardiner era tan fina que dejaba pasar la luz permitiendo ver las venas y los huesos de su diminuto cuerpo. Al nacer, los médicos no le daban más de un 40% de probabilidades de supervivencia, pero finalmente la situación de la pequeña Forrest se ha estabilizado.
Para que el bebé pudiera permanecer con vida, ha sido necesario un sistema de 'venas' artificiales que supliera la disfuncionalidad grave que la recién nacida tenía en su sistema circulatorio.
Durante algo menos de 4 meses, la hija de Abbey Coburn estuvo ingresada en el hospital. Tras recibir el alta después de un proceso que muchos han calificado de milagroso, el tamaño de Forrest Jean Coburn Gardiner continúa siendo inusualmente pequeño.
A medida que iban pasando las semanas, los médicos advirtieron a Abbey Coburn de la posibilidad de que su hija nunca fuera capaz de andar incluso si conseguía salir adelante tras nacer durante el sexto mes de gestación.
Sin embargo, tal y como ha reconocido la propia Abbey, Forrest ha comenzado a dar sus primeros pasos hace poco, algo que hace un año hubiera sido completamente imposible de imaginar.