Los atentados terroristas en las inmediaciones del aeropuerto de Kabul el pasado jueves 26 de agosto no han impedido que este viernes miles de personas hayan vuelto a aglutinarse a sus puertas para tratar de subirse a uno de los pocos aviones que quedan después de que España, Francia y otros países hayan decidido poner fin a la evacuación del país.
El balance de víctimas provocadas por el ataque perpetrado por el ISIS suma ya al menos 90 personas muertas y cerca de 150 heridos. En medio del caos y la desesperación, miles de afganos continúan intentando abandonar el país a pesar de la inminente amenaza de que se produzcan nuevos atentados. Tras sumar 13 bajas entre sus efectivos, Estados Unidos confirma que se trata del ataque terrorista con más víctimas mortales con nacionalidad estadounidense en Afganistán desde que en 2011 un helicóptero fue derribado con 30 miembros del ejército a bordo.
El doble atentado ha generado condenas de destacados líderes afganos, entre ellos Abdulá Abdulá, antiguo negociador del Gobierno de Ashraf Ghani y figura clave junto al expresidente Hamid Karzai en las conversaciones en marcha con los talibán para tratar de conformar una administración inclusiva y evitar el vacío de poder.
El ISIS-K ha reivindicado ya la autoría de este atentado. Con los talibán ya prácticamente al mando del país, ellos serían ahora la principal amenaza en términos de seguridad. Las doctrinas de este grupo, surgido en enero de 2015 a partir de una amalgama de talibán afganos y paquistaníes, son incluso más duras que las de los talibán, a los que consideran herejes y a quienes recriminaron el acuerdo de paz sellado en febrero de 2020 con el entonces Gobierno de Estados Unidos, encabezado por el presidente Donald Trump, punto de partida del repliegue extranjero.
En los últimos años el ISIS-K ha sufrido varias derrotas militares y la detención de algunos de sus principales líderes, pero ha terminado creciendo al albor del caos en que se ha visto sumido Afganistán y ha seguido perpetrando atentados, también en Kabul. Entre sus objetivos figuran autoridades locales y fuerzas extranjeras.