Nada es igual en el mundo desde el 11S, especialmente en todo lo relacionado con la seguridad. El impacto de los atentados sigue muy presente dos décadas después.
“Lo recordamos perfectamente”. “Estaba poniendo la mesa y dicen: ‘un avión ha chocado”. “Casi no comimos, comimos a las cuatro o las cinco de la tarde”, afirman hoy distintos viandantes en la calle al ser preguntados por aquel terrible instante.
Esos veinte años no son nada cuando se trata de recordar dónde estábamos aquel 11S. Notamos de inmediato que todo había cambiado en los aeropuertos. Muchos más controles y más esperas, y en nuestra vida diaria perdimos privacidad para ganar seguridad.
“Que estamos más vigilados es evidente”. “En todos lados hay mucha más seguridad”, reconocemos hoy.
Al ver las sobrecogedoras imágenes de Nueva York tras los terribles atentados de Al Qaeda en el corazón de Manhattan, intuimos que nuestras ciudades podrían ser también objetivos del terrorismo islamista.
“La gente empezó a vivir de otra forma, con mucho más miedo”. “Fue un toque de atención de lo que iba a venir”, señalan hoy algunos ciudadanos entrevistados ante las cámaras de Informativos Telecinco.
Las matanzas de Madrid, Barcelona, Londres, París o Berlín, entre otros muchas, nos han recordado en estas dos décadas que no nos equivocábamos, siempre con el temor de que otro atentado nos reviva aquel horror.
Los ataques contra el icónico World Trade Center de Nueva York fueron un trauma colectivo para Estados Unidos, pero sacudieron a todo el mundo. Las dramáticas imágenes han quedado grabadas para siempre en la retina de toda una generación, y supusieron un cambio geopolítico y social en todo Occidente. Entre el dolor y el duelo, también se vivió la heroicidad de muchos, que, entre las llamas, los escombros y las cenizas, arriesgaron sus vidas para salvar a otros.