La ofensiva del ejército de Rusia se ha ralentizado en los últimos días. Lo que en un principio comenzó como una guerra relámpago ahora se aproxima a una de desgaste. No es una buena noticia para los ucranianos. La situación de aquellos que permanecen en el país sufrirá un agravamiento.
Actualmente, los movimientos militares rusos están centrados en consolidar las posiciones tomadas a los ucranianos. La invasión se está alargando con la consiguiente pérdida de vidas de soldados y civiles. El Estado Mayor ucraniano ha informado de que 13.500 militares rusos han muerto en combate. Igualmente ha añadido que Ucrania ha destruido 640 vehículos, 404 carros de combate, 150 piezas de artillería, 95 helicópteros y 36 sistemas antiaéreos. La ONU ha contabilizado tres millones de refugiados ucranianos.
Por su parte, Rusia rebaja dichas cifras de bajas entre sus filas. De los 13.500 muertos de los que informa Ucrania, el Kremlin los reduce a 500. La guerra también se extiende a las cifras e internet.
"No todo va tan rápido como nos gustaría", ha dicho el jefe de la Guardia Nacional rusa, Viktor Zolotov. Pese a reconocer que la operación no progresa como habían previsto en un primer momento, ha aseverado que lograrán vencer "paso a paso".
El asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, expresó este martes la preocupación de la Administración Biden por el papel que puede jugar China. Mantuvo una reunión con el diplomático chino Yang Jiechi, en la que le advirtió de las sanciones económicas si su país ayuda al Kremlin. "Le hemos comunicado muy claramente a Pekín que no nos quedaremos de brazos cruzados", ha subrayado el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price.
El gigante asiático ha negado que Rusia haya pedido equipamiento militar y ayuda económica, al mismo tiempo que ha acusado al país norteamericano de emitir desinformación. "China se opone firmemente a cualquier palabra y acción que difunda información falsa y distorsione y difame la posición de nuestro país", ha incidido Yang.