Putin, el socio del papa para proteger a los cristianos en Oriente Próximo
El mandatario ruso volvió a hacer esperar al papa más de una hora
Francisco ve en Putin un aliado clave en conflictos que amenazan a comunidades cristianas
El papa ha protagonizado un acercamiento a otras religiones inédito hasta su llegada
Vladimir Putin no se caracteriza precisamente por su puntualidad. Ha hecho esperar a la reina Isabel II, Angela Merkel, Donald Trump y al papa. En el caso de Francisco, ya en tres ocasiones. La última, este jueves, cuando el presidente ruso llegó a su cita en el Vaticano con una hora de retraso, como también había sucedido en anteriores encuentros. No les importó demasiado a unos pocos admiradores del antiguo mandatario de la KGB, que esperaban con banderas rusas -y antiguas enseñas soviéticas- en la Via de la Concialiazione el paso del séquito de coches acorazados. El recibimiento en la Santa Sede fue también por todo lo alto y, al término de la reunión, reconocieron que las conversaciones habían sido “cordiales”, como demostraron los sucesivos apretones de manos que se dieron ambos líderes.
Putin, protector del cristianismo
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Una de las prioridades del pontificado de Francisco, que tiene una fuerte componente geopolítica, es la apuesta por el multilateralismo. Mientras, Putin representa la quintaesencia para los soberanistas europeos, que abogan por el cierre de sus fronteras, un incremento de la seguridad y la defensa de los valores tradicionales cristianos. En teoría, estaríamos ante dos personajes contrapuestos, pero es precisamente ese rol de protector del cristianismo que encarna Putin el que interesa al Papa argentino. Bergoglio habla constantemente de una “Tercera Guerra Mundial a pedazos” que ya estaría en marcha y, en ese contexto, tiene claro que todos los actores implicados deben ser escuchados.
El Vaticano apenas da información de este tipo de encuentros privados. A cambio, organiza unas ruedas de prensa en las que los propios periodistas a los que se les permite el acceso a la Sala del Tronetto, en la que se desarrollan los preliminares del diálogo, detallan cómo se han saludado y qué se han regalado uno y otro. En la escueta nota de prensa emitida por la Santa Sede sí que reconocen que se habló de la situación en Siria, Ucrania y Venezuela, donde Rusia tiene una gran influencia. Y más tarde, el propio Putin, en una rueda de prensa junto al primer ministro italiano, Giuseppe Conte, añadió que “la defensa de la población cristiana en Oriente Próximo” y “el diálogo interreligioso” fueron dos de los asuntos principales.
Son los temas que han marcado los dos anteriores encuentros entre el presidente ruso y el pontífice. La primera vez fue en noviembre de 2013, meses después de la elección de Bergoglio y en plena crisis en Siria. En aquel momento, el papa le pidió a Putin, estrecho aliado del presidente sirio, Bashar Al Asad, que ayudara a “cesar la violencia de forma urgente”. La persecución de la minoría cristiana por milicias islamistas en la región inquieta desde hace años al Vaticano. La segunda cumbre entre Francisco y Putin se produjo en 2015, un año después de que las regiones ucranianas de Donetsk y Lugansk declararan su independencia tras una serie de protestas prorusas. Desde entonces, el papa también ha tratado de involucrar al Kremlin en un conflicto que divide a los cristianos.
Acercamiento a otras religiones
Hace meses, la Iglesia ucraniana confirmó su separación del Patriarcado de Moscú, después de 300 años de relación. Se trata de un importante cisma, ya que la autoridad rusa es la mayor institución para los ortodoxos de todo el mundo. El pontífice ha demostrado su acercamiento a otras religiones, especialmente al mundo musulmán, pero también al resto de confesiones cristianas. En 2016 se reunió en La Habana con el patriarca Kiril, líder de la Iglesia ortodoxa rusa, en un gesto inédito desde hacía mil años. Por tanto, esa apertura a las periferias tanto política como religiosa acercan a Francisco a Putin, mientras éste suma un aliado de peso tras el aislamiento a Rusia de la esfera internacional.
Referente para Salvini
En esa búsqueda de socios, el presidente ruso también tiene un amigo en Italia, donde fue agasajado por todas las autoridades en la misma visita a Roma, que no duró más de 12 horas. Putin ya se convirtió en socio prioritario bajo la presidencia de Silvio Berlusconi y ahora esos lazos han vuelto a estrecharse con el Gobierno del Movimiento 5 Estrellas y la Liga de Matteo Salvini, quien no oculta su admiración por el líder ruso.
Así, mientras el Parlamento Europeo sigue renovando las sanciones a Rusia, desde Moscú esperan que Roma contribuya a mejorar las relaciones, cuando también se abre un nuevo momento político en la UE. También es importante el papel de Rusia en Libia, donde apoya al mariscal Jalifa Hafter, que intenta asaltar Trípoli a través de las armas. Italia, que no respalda a este militar, busca una solución dialogada, consciente de que un aumento de la inestabilidad podría provocar un nuevo éxodo migratorio a sus costas.