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Dicho y hecho. Donald Trump, cumpliendo con las intenciones que ya adelantó el domingo, ha firmado dos órdenes para imponer gravámenes arancelarios del 25% a las importaciones de aluminio y el acero; una medida que va a agitar significativamente el mercado.
“Esto es importante, vamos a hacer Estados Unidos rico de nuevo”, ha dicho el presidente estadounidense, materializando una orden de aumento arancelario que va a afectar especialmente a Canadá, Brasil y México al tratarse de los tres países que más acero exportan a EEUU, siendo además Canadá el mayor proveedor de aluminio, con casi el 60% del volumen importado.
A este respecto, desde la Casa Blanca han subrayado que no habrá concesiones a ningún país: los aranceles serán aplicados a nivel global. “No habrá excepciones ni exenciones. Y será para todos los países”, ha apostillado Donald Trump.
Durante las próximas cuatro semanas, el mandatario norteamericana tendrá además reuniones para analizar nuevos aranceles, poniendo como ejemplo los vehículos, semiconductores o productos farmacéuticos; algo que activa la alerta en Bruselas.
El pasado domingo, antes de la Super Bowl y en el avión presidencial Air Force One, Trump adelantaba la imposición de estos aranceles al acero y el aluminio y, yendo más allá, también avanzaba que, “probablemente este martes o miércoles”, anunciaría aranceles recíprocos a varios países para equiparar los gravámenes que éstos aplican a las exportaciones de EEUU.
“No queremos herir a otros países, pero se han aprovechado durante años de nosotros y nos imponen aranceles. La mayoría nos cobran y nosotros no lo hemos hecho. Es la hora de ser recíprocos”, recalcaba.
En ese mensaje no especificaba exactamente a qué países se refería, pero Trump ha señalado en diversas ocasiones al 10% que la Unión Europea impone a los automóviles importados, muy por encima del 2,5% que aplica Estados Unidos.
Las órdenes ejecutivas firmadas ahora por el mandatario avanzan en su guerra comercial y su estrategia de emplear los aranceles, a los que con sorna se refiere como “la palabra más hermosa del diccionario”, como herramienta de presión y negociación para obtener concesiones en múltiples ámbitos.
No en vano, el mes pasado era Colombia el objetivo de su política arancelaria tras la negativa del presidente Gustavo Petro a aceptar un vuelo con migrantes deportados, pero Trump dio marcha atrás cuando Colombia acordó seguir recibiendo los vuelos de deportación.
De igual modo, la semana pasada anunció que pospondría durante un mes la aplicación de un arancel del 25 % que había anunciado sobre todos los productos de Canadá y México, tras un acuerdo con ambos países para reforzar el control fronterizo y frenar el tráfico de fentanilo y la llegada de migrantes.
Donde sí actuó directamente fue con el 10% de arancel adicional a China, sumándolo a los ya vigentes desde su primer mandato sobre sus productos, lo que llevó al Gobierno chino a anunciar más gravámenes en represalia.
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