Los estadounidenses están llamados a elegir este 5 de noviembre quién ocupará la Presidencia durante los próximos cuatro años. El calendario se basa en una serie de fases que han permanecido prácticamente invariable desde tiempos de la independencia y que estipula el final del proceso para el 20 de enero de 2025, cuando se formalizará la toma de posesión en las escalinatas del Congreso.
Unos 240 millones de personas tienen derecho a voto en estas elecciones, en las que además de decidir la Presidencia se renovará la Cámara de Representantes en su totalidad y una tercera parte del Senado. Los ciudadanos no tienen por qué esperar al día final de votación, ya que también pueden ejercer su derecho de sufragio por correo --en 2020 se superaron los 65 millones de votos a través de este sistema--.
La elección del 5 de noviembre no es casual, ya que por defecto siempre se vota el primer martes después del primer lunes del mes de noviembre de los años bisiestos. Los promotores de esta fecha optaron por noviembre para facilitar el transporte y evitar los meses de invierno y establecieron un condicionante añadido para que la votación no coincidiese con el festivo 1 de noviembre.
Técnicamente, los ciudadanos estadounidenses no eligen el 5 de noviembre de manera directa al presidente, sino a los 538 integrantes del Consejo Electoral que terminará designando al futuro inquilino a la Casa Blanca, en función de la población de cada estado --California, el más poblado, cuenta con 54 representantes--.
Para asegurar el triunfo, un candidato necesita superar el umbral de los 270 votos en una sesión que tendrá lugar el próximo 17 de diciembre. En 2016, el entonces candidato republicano, Donald Trump, logró la elección final pese a perder frente a la demócrata Hillary Clinton en voto popular gracias a este particular sistema.
El resultado del Colegio Electoral queda registrado en un 'certificado de voto' y éste se remite al Congreso y a los Archivos Nacionales. El 6 de enero, el Congreso recibe estos votos electorales, los recuenta y los certifica, en una sesión conjunta encabezada por la vicepresidenta, Kamala Harris, en calidad de presidenta del Senado.
En 2021, Trump aprovechó esta sesión para fomentar protestas que a la postre terminaron resultando en un asalto a la sede del Capitolio, en medio de un pulso entre el presidente saliente y su 'número dos', Mike Pence, responsable de encabezar la simbólica sesión.
El 20 de enero de 2025, los ojos volverán a estar puestos sobre el Congreso, pero en este caso para ver cómo el vencedor de las elecciones de noviembre se convierte en el presidente número 47 de la historia de Estados Unidos. El mandato dará oficialmente comienzo con un juramento ante el presidente del Tribunal Supremo.
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