Daniel Cuesta y su pareja son los dos españoles que están retenidos por la policía de Singapur. Ambos acudieron al país por su luna de miel, pero acabaron siendo detenidos después de manifestarse públicamente contra Peter Lim y acudiendo a la casa del presidente del Valencia CF para poner una pegatina en la puerta de su domicilio que decía: "Lim Out".
Lo que parecía una pequeña broma en redes sociales ha aumentado hasta una posible sanción con pena de cárcel. Los dos aficionados del conjunto valencianista mostraron su disconformidad en redes sociales con el presidente del club sin conocer que, como apunta la embajada de Singapur en España, en ese país "están prohibidas las manifestaciones sociales, políticas o exhibiciones públicas sin autorización previa". El próximo paso legal es que ambos declaren ante la justicia y se decida cuál es la sanción que les corresponde.
En Singapur está prohibido que los extranjeros puedan protestar y es algo que se recoge en su ley de orden público, que especifica que "en caso contrario la Policía debe conceder permiso previo, y que este no será concedido para las manifestaciones organizadas por extranjeros o que les involucren y tengan fines políticos". Además, se matiza que la violación de la ley se penaliza con multas de hasta 5.000 dólares.
Por otro lado, en cuanto al haber acudido a la propiedad privada de Peter Lim y atacar con una pegatina su domicilio, la ley de Singapur es clara ante el vandalismo: "Escribir, dibujar o marcar en propiedades públicas o privadas cualquier palabra, eslogan, caricatura, marca, símbolo, etc.” se estipula un máximo de 2.000 dólares de multa o hasta tres años de prisión.
La embajada de Singapur en España es bastante clara a la hora de informar sobre las advertencias para aquellas personas que viajen a hacer turismo en el país asiático. Daniel Cuesta y su pareja viajaron hasta allí, pasearon la bandera contra el presidente del Valencia CF con el mensaje 'Peter Go Home' y acudieron hasta el domicilio privado de Peter Lim para pegar en la puerta una pegatina de color amarillo en la que se leía 'Lim Out'. Lo que parece una pequeña broma puede acabar en una gran sanción si tenemos cuenta que por ley se pueden sancionar las siguientes conductas:
Por otro lado, la propia embajada destaca insistentemente en sus normas que en Singapur existen delitos que pueden acabar con la pena de muerte: "La normativa de Singapur incluye la pena de muerte para los siguientes delitos: tráfico de drogas, secuestro, asalto grupal a mano armada seguido de muerte, disparo ilegal de armas de fuego, instigación al suicidio de menores de 18 años o incapaces y homicidio". Un país regido por una dictadura que tiene absolutamente todo controlado y a la que no le tiembla el pulso a la hora de sancionar a los infractores.
En Singapur está prohibido comer chicle y si intentas introducirlos hace que los turistas se enfrenten a pena de un año de cárcel y una multa de 5.500 dólares, según la normativa del país. No recoger las necesidades de tu perro se multa con 1.000 dólares y arrojar colillas o papeles al suelo son castigadas con 2.000 dólares, la segunda vez con 4.000 y 10.000 dólares a partir de la tercera infracción.
Una de las cosas que más prioriza la legislación de Singapur es tener sus calles impolutas por eso, entre sus multas, pueden castigar con 1.000 euros a la persona que escupa en el suelo. Además, los despistados también tendrán castigo, ya que si no cruzas por el paso de peatones, la sanción es clara: desde 1.00 dólares a una pena de tres meses de prisión. Los más reincidentes pueden llegar a pasar seis meses en la cárcel. Por último, fumar es otro de las grandes prohibiciones. Su sanción oscila entre 200 y 1.000 dólares.