El estado de Alabama realiza la segunda ejecución con gas nitrógeno en EEUU

Las autoridades de Alabama llevaron a cabo este jueves la segunda ejecución en Estados Unidos mediante gas nitrógeno, un método controvertido considerado por muchos críticos como una forma de tortura.

El condenado, Alan Eugene Miller, de 59 años, fue declarado muerto minutos después de las 18:30 horas (hora local) en el centro penitenciario William Holman de Atmore. "No hice nada para estar en el corredor de la muerte", declaró antes de la ejecución, según recoge el medio AL.com.

El condenado con gas nitrógeno

Miller fue sentenciado a muerte en el año 2000 por el asesinato de tres hombres (Lee Holdbrooks, Scott Yancy y Terry Lee Jarvis) en 1999. Se molestó al creer que "difundieron rumores sobre él". Según documentos judiciales, disparó contra dos de ellos en las instalaciones de Ferguson Enterprises y contra el tercero en Post Airgas, en Pelham.

Un psiquiatra forense que testificó en su defensa determinó que Miller sufría una enfermedad mental y un trastorno delirante, lo que llevó a pensar que las víctimas estaban hablando de él. Sin embargo, el psiquiatra concluyó que su condición no cumplía los criterios para una defensa por demencia.

Sus actos no fueron de locura, sino pura maldad, asegura la gobernadora de Alabama

"Esta noche, finalmente se hizo justicia para estas tres víctimas a través del método de ejecución elegido por el recluso. Sus actos no fueron de locura, sino pura maldad. Tres familias cambiaron para siempre debido a sus atroces crímenes, y rezo para que puedan encontrar consuelo después de todos estos años", ha indicado la gobernadora de Alabama, Kay Ivey, en un comunicado.

Alabama es uno de los tres estados en EEUU que permite la hipoxia de nitrógeno como alternativa a la inyección letal y otros métodos tradicionales de ejecución. Oklahoma y Missisippi son los otros estados que han autorizado este tipo de pena capital, aunque no se había utilizado en ninguno de ellos.

En enero, Alabama llevó a cabo la primera ejecución con este método en el mismo centro penitenciario, donde Kenneth Smith, condenado en 1988 por el asesinato a sueldo de Elizabeth Sennett, fue ejecutado. Su asesinato fue ordenado por su marido, Charles Sennett, quien se suicidó una semana después, cuando las investigaciones se centraban en él.

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