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La directora de la Penitenciaría del Litoral (Guayaquil, Ecuador), María Daniela Icaza, ha sido asesinada a tiros este jueves. La directora se encontraba en el interior de un vehículo a unos tres kilómetros de la misma cárcel que dirige, que alberga a unos 6.000 presos, por lo que la convierte en la más grande del país.
El altercado ocurrió cuando una serie de individuos armados abrieron fuego contra el vehículo, hiriendo también al conductor. Según ha informado la cadena de televisión ecuatoriana Ecuasiva, las autoridades ya han abierto una investigación.
La cárcel, también denominada como Centro de Privación de Libertad Masculino Guayas Número 1, es la más grande de las cinco cárceles que componen el complejo penitenciario de Guayaquil. Se ha convertido en la cárcel más peligrosa y violenta del país.
A finales de agosto, el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, anunció la ampliación del estado de excepción por un mes en seis provincias y un municipio del país. Esta decisión parte de la lucha contra el "conflicto interno" provocado por las organizaciones criminales. Estas agrupaciones, principalmente vinculadas al narcotráfico, se han convertido en el principal desafío de seguridad en los últimos meses y ahora son consideradas "organizaciones terroristas".
La medida del presidente busca contener el aumento de la violencia que afecta al país, atribuida en gran parte a las bandas criminales que operan dentro y fuera de las cárceles.
Seguido de ello, este asesinato se suma a la creciente ola de violencia en el sistema penitenciario ecuatoriano. En los últimos cuatro años, han muerto asesinados más de 500 presos en cárceles ecuatorianas. En 2023 se llegaron a registrar 47,2 asesinatos por cada 100.000 habitantes, según el Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado.
A principios de septiembre, el director de la cárcel de la provincia Sucumbíos, Ález Guevara, también fue asesinado tras un tiroteo realizado contra un vehículo. Junto a él viajaban otros dos funcionarios de la cárcel que resultaron heridos.
De hecho, a principios de mes, dos trabajadoras de otra cárcel fueron asesinadas cuando se dirigían a su lugar de trabajo, en un ataque ha intensificado a la preocupación por la seguridad del personal penitenciario en el país.
El país, según los expertos, ha dejado de ser una escala de los alijos para convertirse en un centro de almacenamiento, procesado y distribución de drogas.
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