El equipo electoral de Trump asegura que había sido invitado al cementerio por la familia de una de las 13 victimas militares de la retirada de la guerra de Afganistán, y que con ellos iba un fotógrafo acreditado.
En ese cementerio -con casi medio millón de tumbas de veteranos y de grandes nombres de la historia del país- no se permiten grabaciones. Pero los hombres de Trump intentan grabar unos planos para un anuncio electoral. Una funcionaria del cementerio les recrimina...y recibe un empujón.
Días después, tras dejar que los medios hablen del tema por activa y por pasiva, Kamala Harris responde en redes sociales. Dice que no es un lugar para políticos, y que Trump faltó al respeto a un lugar sagrado con un mero propósito electoral.
Y Donald Trump se justifica diciendo que los familiares le preguntaron si podían hacerse fotos con él y que no necesita ese tipo de publicidad.
El Pentágono prefiere zanjar en asunto porque la funcionaria agredida no presentará cargos.
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