Los partidos ultras, y euroescépticos, se han impuesto en las elecciones europeas, además de en Francia, en Italia, Austria y Hungría. Su influencia se afianza en toda Europa. Un mazazo, especialmente para los países fundadores de la Unión. No es un resultado suficiente para cambiar el orden institucional pero sí genera incertidumbre en un momento crucial para Europa, explica en el vídeo Javier Zabalza. En España, más allá de Vox, 'Se acabó la fiesta' ha sido el encargado de dar la sorpresa.
Victoria de Giorgia Meloni en Italia con casi el 30% de los votos y cerca de los 30 diputados, cuatro veces más que en 2019. La primera ministra ha celebrado el resultado en la sede de su partido.
Meloni tiene que decidir si mantiene su pragmatismo dentro del grupo actual -los conservadores y reformistas- o si por el contrario une sus fuerzas con la extrema derecha de Marine Le Pen como le ha pedido.
Le Pen es la otra gran protagonista con el treinta por ciento de los votos de los franceses, el doble que el partido de Macron.
A quienes no quiere Le pen es a otros triunfadores de la noche, Alternativa por Alemania, que han tenido un 16 por ciento, el segundo partido por delante de los socialistas del canciller Olfa Scholz.
La ultraderecha también es segunda fuerza en Países Bajos, donde con un 17 por ciento de los votos ha pasado de cero a siete diputados.
Y son primeros en Austria con un fuerte aumento del FPO, que obtiene la cuarta parte de todos los votos.
En Hungría baja algo el apoyo a Viktor Orbán pero aun así sigue siendo el más votado.
Estas elecciones europeas uno de cada cuatro votos ha ido a parar a una formación de extrema derecha o ultranacionalista.
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