El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha anunciado la disolución de la Asamblea Nacional y la convocatoria de elecciones legislativas anticipadas, menos de una hora después de que los sondeos a pie de urna anticiparan una holgada victoria de la ultraderecha en los comicios europeos.
"He escuchado vuestro mensaje, vuestras preocupaciones y no las dejaré sin respuesta", ha proclamado Macron durante un discurso a la nación en el que ha comunicado que las legislativas tendrán lugar el 30 de junio y el 7 de julio.
El presidente ha asumido que las europeas no le han deparado "un buen resultado". En concreto, la lista de Renacimiento se ha quedado por debajo del 15 por ciento de los sufragios, menos de la mitad que Agrupación Nacional.
Agrupación Nacional, bandera de la ultraderecha en Francia con Marine Le Pen, habría cumplido los pronósticos para hacerse con la victoria en las elecciones europeas, con un holgado triunfo que consolida sus aspiraciones de cara a otras citas electorales y que refleja el desgaste de la coalición impulsada por Macron.
El partido fundado por Jean Marie Le Pen y rebautizado para atraer nuevos votantes ha aglutinado el 31,5 por ciento de los sufragios, frente al 14,5 de la lista de Renacimiento, puntal dentro de la familia liberal europea, según los sondeos a pie de urna publicados por los medios.
El líder de Agrupación Nacional y cabeza de lista en estas elecciones, Jordan Bardella, ha brindado sus primeras declaraciones apenas unos minutos después de la publicación de las estimaciones, para sentenciar que "los franceses han dado su veredicto" y "han expresado una voluntad de cambio" con un "mensaje claro". "Emmanuel Macron es un presidente debilitado", ha sentenciado Bardella.
Por otra parte, el líder socialista, Olivier Faure, se ha mostrado también este domingo crítico con el mandatario francés, a quien considera "descalificado" al responsabilizarlo directamente del auge de la extrema derecha. Faure ha señalado que el Partido Socialista es quien ahora ha demostrado que puede aglutinar a la izquierda "para vencer a la extrema derecha".
En la vista de todos los partidos están ya las presidenciales de 2027, en las que la ultraderecha aspira a dar su salto definitivo al Elíseo. No en vano, la ultraderechista Marine Le Pen ya logró colarse en la segunda vuelta en los comicios de 2017 y 2022.
La convocatoria de elecciones legislativas en Francia anunciada este domingo por Macron, al albor de los malos resultados de su partido en los comicios europeos, asoma a Francia a un escenario inédito desde hace más de dos décadas, el de la cohabitación, el término por el que se conoce a la convivencia de poderes de distinto signo político.
Francia se ha visto abocada a la cohabitación en tres ocasiones durante la V República, la última de ellas entre 1997 y 2002. La reducción de los mandatos presidenciales de siete a cinco años facilita en teoría que hubiese criterios similares a la hora de elegir al presidente y a los diputados.
Con las leyes actuales sobre la mesa, el Elíseo y la Asamblea Nacional se renuevan prácticamente a la vez, como ocurrió en 2022, cuando los comicios se celebraron con apenas dos meses de diferencia.
Sin embargo, la actual composición de la Asamblea Nacional ya había dado muestras de un frente anti-Macron, hasta el punto de que los ultraderechistas de Agrupación Nacional y los izquierdistas de La Francia Insumisa han llegado a votar juntos varias mociones de censura.
El jefe de Estado es quien tiene las competencias en Francia de designar al primer ministro y avalar, a propuesta de este último, al resto de integrantes del gabinete. Sin embargo, en la práctica no podría imponer un primer ministro contrario a la mayoría legislativa ya que es el Parlamento el que debe de dar el visto bueno final.
Ningún presidente ha llevado nunca el pulso político a este nivel y, en todo caso, debería limitarse a sugerir a potenciales ministros, aunque esto último depende en gran medida del grado de colaboración que muestre el hipotético jefe de Gobierno opositor.
Un primer ministro contrario a la línea del Elíseo limitaría en gran medida el margen de maniobra política de Macron e incluso podría promover leyes o decretos contrarios a los deseos del mandatario. El expresidente Jacques Chirac, el último mandatario damnificado por la cohabitación, no pudo impedir que saliesen adelante medidas como la semana laboral de 35 horas o la cobertura de salud universal.
No obstante, el poder del primer ministro tampoco es ilimitado, ya que una mayoría alternativa a Macron no podría modificar a su antojo la Constitución y el presidente, además, tendría plena libertad para cuestionar la labor del Gobierno y desmarcarse de él en cuestiones potencialmente espinosas, por ejemplo, la política internacional.
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