El mundo contiene la respiración tras el ataque de Irán a Israel. Aunque el 99% de los proyectiles lanzados sobre territorio israelí fueron repelidos con éxito, los de Benjamin Netanyahu han reunido a su gabinete de guerra para decidir sobre una respuesta que ya atemoriza a la comunidad internacional, que insiste en reclamar a ambas partes “contención máxima”.
El ataque de Irán fue medido, anunciado y repelido con éxito. Sus daños han sido mínimos, pero su repercusión tiene una magnitud mundial en pleno contexto de escalada de la tensión bélica. Los miembros del gabinete de guerra de Israel estarían de acuerdo en devolver el golpe a Irán, pero tras más de tres horas reunidos con el primer ministro, no han logrado ponerse de acuerdo ni en el cómo ni en el cuándo.
La decisión preocupa, y mucho. Entre otras, desde Teherán ya han advertido que si Israel inicia su venganza habrá contraataque, y desde el resto del mundo se temen ya las consecuencias que podría alcanzar el estallido de la situación en Oriente Próximo, sacudiendo todavía más el tablero internacional.
En este escenario, la presión de los líderes mundiales en los próximos días será decisiva para intentar evitar que esa escalada bélica en la región vaya en aumento. Mañana se reunirán los ministros de exteriores de la Unión Europea y analizarán los posibles pasos a seguir tras la agresión de Irán a Israel.
De momento, hoy se guarda cautela, se recuerda que ya hay sanciones contra Irán y se apuesta por relajar la tensión en la zona. Desde la ONU, el secretario general, António Guterres, ha pedido “contención máxima” a Israel.
Del mismo modo, frenar la escalada bélica es también el mensaje de China y Rusia en la última reunión del Consejo de Seguridad del organismo internacional, donde Irán e Israel libraron anoche su guerra dialéctica.
“Actúen ya contra Irán”, reclamaba el embajador israelí, mientras su homólogo iraní justificaba los ataques en legítima defensa.
Por su parte, desde Europa, Francia, Alemania y al Reino Unido urgían a Israel a evitar una escalada: "Les decimos, que piensen con la cabeza, no con el corazón”, decía el ministro de exteriores británico, David Cameron.
Si no lo hacen, el embajador iraní en España, advertía hoy: “Nuestra segunda respuesta será mucho más dura”.
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