Boeing confirma que el incidente en el vuelo de Latam entre Sydney y Auckland fue por un error de una azafata

Un Boeing 787 operado por la aerolínea Latam volaba entre Sydney y Auckland cuando de repente perdió altitud, hiriendo a 50 personas que iban a bordo.

Según el Wall Street Journal, una azafata estaba sirviendo comida a los pilotos cuando pulsó accidentalmente un interruptor en la cabina, lo que hizo que el avión descendiera repentinamente más de 100 metros. Cuando la azafata pulsó el interruptor, el asiento del piloto se impulsó automáticamente hacia delante, haciendo que chocara con el control de mando.

Los hechos

El 11 de marzo, en el momento en el que el avión de la aerolínea latinoamericana comenzó a perder altura, decenas de pasajeros no llevaban puesto el cinturón de seguridad y los miembros de la tripulación estaban sirviendo comida y bebida en el pasillo. Como consecuencia, unas 50 personas resultaron heridas y requirieron atención médica cuando el avión aterrizó en Auckland.

"Una azafata que estaba en la cabina de pilotos para servirles la comida apoyó su codo en la cubierta del interruptor que mueve eléctricamente el asiento para guardarlo. El asiento procedió a moverse hacia adelante, empujando al capitán contra la palanca de mando ya que, al parecer, estaba sentado con las piernas cruzadas. Al presionar la palanca se desconectó el piloto automático (AP) y se inició un breve descenso en picada", señala el informe de Boeing al respecto.

Dudas sobre el accidente

Sin embargo, tres comandantes de los modelos 777 y 787 entrevistados por el diario italiano Il Corriere se mostraron escépticos sobre la autenticidad del accidente, pues consideraban más probable una negligencia del piloto.

Uno de los comandantes, que deseaba permanecer en el anonimato, explicó: "Es una historia que, francamente, no se sostiene muy bien". "Se pueden ver los parámetros de vuelo, saben qué mando se activó justo antes de la súbita pérdida de altitud", concluyó.

Los tres mandos no descartaron la posibilidad de un atasco del dispositivo automático, pero lo consideraron improbable. Señalaron que los botones de movimiento de los asientos estaban cubiertos por una solapa. Señalaron que o faltaba la puerta o estaba abierta, aunque no existiera dicha posición: "hay que meter la mano, levantarla y mover el asiento". En cualquier caso, prosiguieron, "incluso suponiendo que estuviera abierto, el asiento se mueve muy lentamente y la maniobra va acompañada de un ruido bastante fuerte: quien esté sentado en él no puede dejar de notar el movimiento, a menos que esté distraído con algo".

Por ello, "el hecho de que el asiento se moviera hasta tal punto que el piloto tuviera que presionar los mandos con el cuerpo, haciendo descender el morro del avión, plantea varias dudas". A no ser, especulan dos de los tres comandantes, "que la azafata estuviera por alguna razón sentada en uno de los asientos de los pilotos y tocara algo que no debía". Este comportamiento podría haber incitado a los que estaban en la cabina a acordar una versión 'conveniente'.

La Comisión de Investigación de Accidentes de Transporte de Nueva Zelanda ha abierto una investigación en la que también colaboran las autoridades chilenas. Aunque dicho incidente se produjo dentro del espacio aéreo internacional, la compañía aérea tiene su base en Chile, donde el aparato debía hacer escala antes de partir hacia Auckland. 

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