La catástrofe humanitaria en Gaza, en el contexto de lo que muchos expertos ya consideran un genocidio, empeora por momentos. El hambre se ha apoderado de la población, que se ha visto obligada a consumir semillas para pájaros, malvas o incluso pienso para ganado, lo cual ha suscitado que muchas ONGs acusen a Israel de utilizar el hambre como arma de guerra en el asediado enclave.
Todo esto está ocurriendo ante la inacción de las potencias mundiales, cuyos escasos intentos de repartir alimentos en la Franja por vía aérea han sido tildados de 'insuficientes'.
Los organismos internacionales llevan días alertando de esta situación sin precedentes, la cual ya ha empezado a provocar muertes de manera exponencial. En este sentido, una delegación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha corroborado la muerte de al menos 16 menores por escasez de alimentos en los hospitales de Kamal Adwan y Al Awda.
Una hambruna que se ha vuelto especialmente aguda en el norte de Gaza, donde 1 de cada 6 niños menores de dos años sufre desnutrición aguda, según ha advertido la OMS. Ahora, los organismos han advertido que algunos niños incluso están siendo tratados en los hospitales tras intoxicarse por consumir comida para el ganado.
Los gazatíes se han visto también forzados a sacrificar a caballos y burros para obtener carne, e incluso el pan se ha convertido en un lujo al alcance de muy pocos.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) también ha denunciado que ha tenido "muy poco éxito" en su intento de reanudar las entregas al norte de la Franja, la cual se aproxima cada vez más a una situación de hambruna extrema. En un comunicado, informó que había enviado un convoy de alimentos repartidos entre 14 camiones, los cuales habían sido retenidos por el Ejército de ocupación israelí y devueltos después de una espera de tres horas en el puesto de control fronterizo de Wadi, en Gaza.
Los camiones habían sido desviados y posteriormente detenidos por una gran multitud de personas desesperadas que se apoderaron de los alimentos, llevándose unas 200 toneladas. La desesperación es clara, como se ha demostrado en la llamada 'masacre de la harina', en la que el Ejército israelí asesinó a tiros a 116 personas que hacían cola para recibir alimento.
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