La Autoridad Palestina ha denunciado que el Ejército de Israel ha asesinado a tiros a tres palestinos en el Hospital Ibn Sina de la ciudad de Yenín, en Cisjordania. Para ello, los soldados se infiltraron disfrazados de personal sanitario. Israel, por su parte, asegura que la operación se produjo para evitar otro atentado como el del 7 de octubre.
El Ministerio de Salud afiliado a la Autoridad Palestina publicó una declaración en su página oficial de Facebook, diciendo que “esta mañana, tres jóvenes han caído mártires por los disparos de las fuerzas de ocupación, que irrumpieron en el Hospital Ibn Sina de Yenín y les dispararon dentro de sus unidades”.
Mai al Kaila, ministra de Salud, ha pedido a la ONU y a varias organizaciones de derechos humanos que pongan fin “urgentemente” a los “crímenes diarios” que Israel comete tanto en Cisjordania como en Gaza. Al Kaila también condenó lo ocurrido como una “nueva masacre dentro de un hospital”, añadiendo que se suma a una serie de “decenas de crímenes” contra infraestructuras sanitarias y personal de salud en los territorios palestinos. Recordó que el Derecho Internacional protege las instalaciones civiles, incluyendo los hospitales.
Un video difundido por el Ministerio de Salud palestino, grabado por una cámara de seguridad, muestra a agentes israelíes entrando armados en los corredores del hospital, vestidos como médicos, enfermeras y civiles, con el propósito de localizar y matar a los tres palestinos.
En respuesta, el Ejército de Israel ha alegado que los tres fallecidos eran parte de una célula que estaba planeando “actividades terroristas” y que se había refugiado en el Hospital Ibn Sina. Identificaron a uno de los supuestos miembros como Muhamad Jalamné, un residente del campo de refugiados de Yenín que, según el comunicado, mantenía contactos "con Hamás en el extranjero" y que "entregó armas y municiones a operativos terroristas para llevar a cabo ataques armados inspirados en los sucesos del 7 de octubre".
Además, el Ejército defendió que este incidente es otro ejemplo del “cínico uso” por parte de organizaciones terroristas de espacios civiles y hospitales como "refugio y escudo humano".
Posteriormente, las Brigadas Ezzeldín al Qassam, brazo armado de Hamás, confirmaron que los fallecidos eran “muyahidín” del grupo y condenaron el acto como un “cobarde asesinato por parte de fuerzas especiales israelíes que se infiltraron en el Hospital Ibn Sina”. Hamás calificó el suceso como una “ejecución” y subrayó que uno de los palestinos fue tiroteado “en su propia cama”, catalogándolo como un “crimen de guerra” según informes del Centro Palestino de Información. La resistencia palestina afirmó que este crimen no quedará sin respuesta y reiteró su compromiso con la lucha hasta la derrota de la ocupación y la restauración de todos los derechos.
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