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Gabriel Attal ha sido nombrado como nuevo primer ministro de Francia este martes por el presidente, Emmanuel Macron.
Macron ha recurrido así a uno de sus ministros de mayor confianza, que incluso ha llegado a sonar como potencial delfín del presidente, y que cuenta con experiencia también como portavoz del Gobierno.
A sus 34 años, Attal se ha convertido en el jefe de Gobierno más joven de la V República y el primero abiertamente homosexual, en sustitución de la dimitida Elisabeth Borne.
Attal prosigue así una fulgurante carrera que arrancó de la mano del propio Macron cuando éste decidió fundar su movimiento político. Se espera que en las próximas horas se anuncie el nuevo Gobierno que compondrá Attal, que da así un nuevo paso adelante en su meteórica carrera política, iniciada hace apenas ocho años como portavoz de la campaña electoral de Macron.
De su mano fue elegido diputado, nombrado secretario de Estado de Educación y Juventud en su primer Gobierno, portavoz del Ejecutivo en 2020 y ministro de Hacienda dos años más tarde, antes de dar hace seis meses el salto a Educación.
La lucha contra el acoso escolar, que él mismo reconoció haber sufrido, ha sido uno de sus caballos de batalla, lo que incrementó su popularidad.
Será el cuarto jefe de Gobierno de la etapa de Macron, el segundo desde su reelección en mayo de 2022, a los que se suman dos en el primer mandato, Edouard Philippe, dese 2017 a 2020, y Jean Castex hasta 2022.
Attal tendrá como primer reto relanzar la imagen del Gobierno de cara a la segunda mitad del quinquenio de Macron, en un año clave por la celebración de los Juegos Olímpicos y las elecciones europeas, después de que la estabilidad del Ejecutivo se viese seriamente dañada por el constante pulso en el Parlamento, donde se han presentado una treintena de mociones de censura.
La reforma de las pensiones y, más recientemente, la ley que modifica una batería de políticas migratorias --pendiente aún de la revisión del Consejo Constitucional-- terminaron lastrando al Gobierno y, en particular, a la primera ministra saliente, Elisabeth Borne, que formalizó el lunes su dimisión.
Borne llamó en su carta de dimisión a "proseguir las reformas", que considera "más necesario que nunca" para tratar de lograr "una Franca más fuerte y más justa en una Europa más soberana", según Franceinfo. Macron se despidió de ella el lunes reivindicando su "ejemplar" labor.