En Grindavík, en Islandia, la alerta por el volcán ha disminuido, pero en cualquier momento se puede producir una nueva erupción. Las autoridades han permitido a sus habitantes el regreso a casa para poder celebrar la nochebuena, pero sólo temporalmente.
A pesar de ello, la mayoría de vecinos ha hecho caso a la petición del alcalde de no acudir a no ser que sea estrictamente necesario.
La lava ha dejado de fluir a través de la grieta abierta el lunes en la zona suroeste de Islandia, si bien las autoridades locales han advertido de que es "prematuro" dar por terminada la erupción, ante la posibilidad de que el flujo se mantenga dentro de canales cerrados y no esté saliendo por ahora a la superficie.
La oficina meteorológica islandesa ha confirmado en un comunicado que la actividad eruptiva ya no es visible, después de que varios equipos hayan sobrevolado la zona de la grieta, de casi cuatro kilómetros de largo.