El caso de la pequeña Kataleya 'Kata' Álvarez, la niña peruana de cinco años que desapareció el pasado 10 de junio en Florencia, se ha convertido en un verdadero rompecabezas para los investigadores italianos. Este miércoles se ha sabido que la Fiscalía de la capital de la región de Toscana excluirá de la investigación a tres personas que llegaron a ser relacionadas con la desaparición, pero de las que no se ha encontrado ninguna prueba en su contra.
Se trata de dos mujeres peruanas y una rumana que fueron grabadas el día de los hechos saliendo con carritos y bolsas del hotel Astor, donde fue vista la menor por última vez con vida. Los investigadores, dirigidos por los fiscales adjuntos Christine Von Borries y Giuseppe Ledda, habían planteado la hipótesis de que, a falta de otras imágenes de la salida de la niña del edificio, es posible que la hubieran capturado con esa estratagema para evadir las cámaras.
Pero las pruebas genéticas realizadas a las maletas incautadas a sus propietarios dieron resultados negativos. El puzzle todavía está por resolver, ya que varios familiares de la niña también están siendo investigados, recogen medios como 'La Nazione'.
La pequeña Kata desapareció el 10 de junio en el hotel Astor, cuando estaba ocupado por varias familias (posteriormente fue desalojado). La última imagen de la niña es la de una cámara que mira hacia la puerta de la via Boccherini: en el documento aparece bajando la escalera exterior hacia la planta baja, el sótano o el patio sobre las 15:13 horas. La madre de la niña regresó del trabajo en torno a las 16:45 horas y, creyendo que su hija estaba con su hermano y el resto de niños del edificio, se percató de que no se encontraba en ninguna parte y decidió presentar una denuncia ante los Carabinieri de Santa Maria Novella.
Abel Argenis Vasquez, el hermano de Katherine, la madre de Kata, es una de las tres personas que han sido interrogadas este martes para tratar de esclarecer los hechos. Junto al tío materno de la pequeña también fue citado a reconstruir sus pasos aquella fecha la persona que gestionaba el hotel Astor en aquel entonces, su compatriota peruano Carlos Palomino, y el tío paterno de la pequeña, Marlon Edgar Chicclo, hermano de Miguel, el padre de Kata, que afirmó ante los medios: "No tengo nada que ver. La última vez que la vi fue la mañana de su desaparición".
Todos ellos estuvieron presentes en un incidente ocurrido semanas antes de que se le perdiera el rastro a la pequeña, que supuestamente está relacionado con el fraude en el alquiler de varias habitaciones, lo que generó múltiples disputas internas, y que culminó con el intento de asesinato de Santiago Medina, un ciudadano ecuatoriano que cayó desde el último piso. Los agentes creen que aquel suceso mantiene una conexión directa con la desaparición (pudieron secuestrarla como venganza o extorsión). Ahora las versiones de los dos tíos son objeto de estudio, mientras se espera establecer un punto de inflexión en la investigación. Después de 173 días, todavía no hay nada claro de qué ocurrió con Kata en Florencia.
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