El objetivo de la visita de Estado de los reyes de España a Dinamarca era reforzar los lazos y las relaciones bilaterales entre ambos países. Pero detrás de este viaje institucional también se esconde un importante componente personal. La Casa Real danesa y la española cuentan con un vínculo que se remonta al siglo pasado, cuando la hermana de la reina Margarita contrajo matrimonio con Constantino de Grecia, hermano de la reina Sofía. Una unión familiar que se afianzó cuando los príncipes Frederik y Mary de Dinamarca, escogieron al rey Felipe como padrino de bautizo de uno de sus hijos.
Vincent es el tercer hijo que nació del matrimonio entre los herederos al trono danés. Llegó al mundo un 8 de enero de 2011, 26 minutos antes que su hermana melliza, la pequeña Josephine. Menos de medio minuto que provocó que se colocase cuarto en la línea de sucesión dinástica. Su bautizo tuvo lugar tres meses después, el 14 de abril. Un acto religioso y social para el que sus padres escogieron a seis padrinos y madrinas por cada uno de sus hijos. Entre los de Vincent estaba Felipe de Borbón, al que le fue imposible estar presente ese día en la ceremonia celebrada en Copenhage por un compromiso en su agenda.
A pesar de no poder acudir a un día clave en la breve vida de Vincent, esta visita exprés a Dinamarca les ha permitido reencontrarse. Un entrañable cara a cara entre padrino y sobrino que la Casa Real danesa ha querido inmortalizar y publicar en su perfil oficial de Instagram. "Con motivo de la recepción oficial de la Pareja Real Española en el Palacio de Amalienborg, Su Alteza Real el Príncipe Vincent saludó a Su Majestad el Rey de España, padrino del Príncipe", reza el post compartido por la Danske Kongehus.
Este encuentro tuvo lugar pocas horas después de que los reyes Felipe y Letizia aterrizasen en la Terminal Vilhelm Lauritzen del Aeropuerto de Copenhague. Allí fueron recibidos tanto por la reina Margarita como por los padres de Vincent, los príncipes Frederik y Mary, que les acompañaron en un coche de caballos que recorrió la Ciudadela hasta el Palacio de Amalienborg, donde se tomaron la foto de familia (y les esperaba el ahijado del rey).
Tras esta audiencia informal, el Jefe del Estado se trasladó al Palacio de Christiansborg, oficina de la Primera Ministra de Dinamarca, donde mantuvo una conversación con Mette Frederiksen sobre la situación que atraviesa Europa y el mundo. Una vez concluida, ese mismo edificio albergó un banquete ofrecido por la monarca escandinava en la que los reyes Felipe y Letizia y el resto de miembros de la familia real danesa se pusieron sus mejores galas para disfrutar de una velada en compañía de otros 200 invitados que incluían a líderes políticos, económicos, científicos y del mundo cultural, deportivo y social.