El tenso cara a cara entre un ciudadano palestino y una israelí, ambos residentes en España

El encargo parecía sencillo: un debate entre un palestino y una israelí que vivan en España para hablar del conflicto. Enseguida nos damos cuenta de que fácil no es. Una tras otra, asociaciones y centros de amistad árabe-israelí contestan. Nadie quiere, es un momento muy complicado.

Los ánimos están muy encendidos y sentarse a hablar con el otro en televisión es arriesgado. Pasan las horas, decenas de contactos y, al final, encontramos a nuestros dos protagonistas anónimos. Dos ciudadanos normales.

Ambos ciudadanos lamentan las pérdidas de vidas

Ella, Hadas Harari, israelí de 45 años, vive hace 20 en España. Aquí llegó de viaje, conoció al que hoy es su marido y se quedó a vivir. Trabaja en una empresa. Él, palestino, se llama Ahmed Taleb Maarouf, cirujano odontólogo, tiene 60 años y llegó a España hace tres décadas tras sobrevivir muchos años con su familia, refugiada en el Líbano, donde sufrieron la guerra y masacres. "Estoy aquí de casualidad", asegura. 

Por fin, nos sentamos a la mesa y Ahmed defiende con pasión la potestad del pueblo palestino para luchar por sus derechos pisoteados y afirma que Hamás es parte del pueblo palestino. Por un lado lamenta la pérdida de todas las víctimas y pide la liberación de los secuestrados pero, por otro, añade que lo ocurrido el 7 de octubre no son actos terroristas.

Hadas también siente la pérdida de vidas civiles pero defiende con contundencia el derecho de Israel a defenderse. Y si en los ataques destrozas hospitales o escuelas, "lo lamento mucho".

¿Y todo esto, dónde deja las esperanzas de paz?

-Ahmed: Cero.

-Hadas: Yo no la voy a ver, lamentablemente.

Es sólo un resumen de esta conversación. Lo mejor es escucharlos. Gracias a ambos.