Lo que parecía una simple e inocente jornada de ocio durante una tarde de verano en una piscina pública se convirtió en toda una pesadilla en la vida de Shereen-Fay Griffin.
Esta mujer británica de 38 años ha querido contar a 'Daily Mail' cómo ha cambiado su vida desde que hace un año se infectase de un parásito en una piscina pública y perdiese por completo la visión de un ojo.
Todo comenzó en agosto de 2022 cuando esta británica acudió a un piscina situada en el condado de Kent para refrescarse de las altas temperaturas del verano. Tras darse unos baños, Shereen-Fay Griffin regresó a su casa y siguió con su vida completamente normal. Sin embargo, a los pocos días empezó a sentir un malestar en su ojo que fue evolucionando hasta convertirse en fuertes dolores.
Además, su ojo izquierdo comenzó a ponerse rojo y a expulsar bastantes lágrimas. Por eso, decidió acudir a su médico de cabecera que le diagnosticó una conjuntivitis y le recetó varios colirios con antibióticos. Haciendo caso a las indicaciones de su médico, esta mujer que trabaja como profesora de apoyo en un instituto de Reino Unido comenzó con el tratamiento. A pesar de seguir a rajatabla las pautas de los fármacos y de su médico de cabecera, Shereen-Fay Griffin no notó ningún tipo de mejoría por lo que volvió a la consulta médica.
Fue entonces cuando su doctor decidió mandarla de urgencias al hospital para que la examinase en profundidad un oftalmólogo. Este mismo profesional también le diagnosticó conjuntivitis y le recomendó otras gotas que, también, llevaban antibiótico. Dicho y hecho, Shereen-Fay Griffin cambió de medicamento y, como ya había pasado la anterior vez, sus síntomas no mejoraban y el dolor persistía.
El 9 noviembre de 2022, Shereen-Fay Griffin despertó en plena madrugada con un intenso e "insoportable" dolor y una ceguera total en su ojo izquierdo, según ha revelado ella misma a 'Daily Mail'. Por eso, no lo dudó y acudió de urgencias al hospital donde, tras realizarle varias pruebas y análisis, comprobaron que no tenía conjuntivitis sino que se había contagiado de un parásito que le había producido esta ceguera.
En concreto, los especialistas médicos descubrieron que el parásito del que se había contagiado era la conocida como ameba Acanthamoeba. Este protozoo que se encuentra en la tierra o en el agua puede provocar Queratitis en los humanos. La queratitis o más conocida como inflamación en la córnea empieza a manifestarte con picor en el ojo, dolor y rojez que termina provocando una grave inflamación que si no se diagnostica a tiempo causa una ceguera total.
Esto es exactamente lo que sufrió Shereen-Fay Griffin que ahora tiene que decidir si quiere someterse a un trasplante de córnea con el que puede recuperar parte de su visión o si por el contrario prefiere no someterse a ninguna prueba ni tratamiento médico y continuar con su vida en la que ha perdido la visión de su ojo izquierdo.
En su charla con el medio de comunicación británico, la profesora de instituto ha confesado que, durante todo este año, ha vivido un verdadero calvario: "Estuve postrada en cama durante tres semanas y en casa durante cuatro meses. Estuve sin trabajar durante un total de cinco meses. No tengo ninguna visión izquierda por lo que me impide participar en actividades con mis alumnos".
Además, Shereen-Fay Griffin ha reconocido que aún sigue sufriendo dolores en su ojo izquierdo: "Tengo un dolor sordo, sequedad, picazón y todavía algo de sensibilidad a la luz mientras mi pupila lucha por dilatarse debido a las cicatrices en la parte frontal de mi ojo".