Caleb Ziegelbauer, un menor de 13 años, se encuentra ingresado en el Hospital Infantil Golisiano de EEUU, donde lucha por su vida tras infectarse de la ameba Naegleria fowleri, popularmente conocida como ameba 'comecerebros', en una playa de Florida. Es el segundo caso que se conoce en este mes de julio, después de que las autoridades sanitarias alertasen de otra infección. En este caso, un hombre que se bañaba en aguas del Parque Estatal 'Lago de los Tres Fuegos', en el estado de Iowa (Estados Unidos) y que ahora están prohibidas para el baño.
El 1 de julio, el menor acudió a la playa en Port Charlotte junto a su familia. Cinco días después, acudió a urgencias con dolor de cabeza, fiebre y desorientación, según publica su familia en una página de recaudación de fondos.
El 10 de julio, el menor comenzó a recibir protocolo de los CDC para tratar la ameba y a día de hoy permanece ingresado. Su última resonancia, del 20 de julio, “continúa mostrando daños en su cerebro dejados por la ameba”, explica su tía, quien ha comunicado que su familia está esperanzada de haber llegado al hospital a tiempo. “Requirió un breve período de sedación e intubación, pero ha estado respirando solo durante casi una semana completa”, explica.
La ameba microscópica unicelular puede provocar una rara infección cerebral potencialmente mortal, denominada meningoencefalitis amebiana primaria (MAP). Se trata de una enfermedad que no es contagiosa y que es "extremadamente rara" con muy pocos casos detectados.
Estas infecciones se suelen dar en agua dulce tibia, como en lagos, ríos, estanques o playas. El organismo se infecta desde las fosas nasales hasta el cerebro, lo que provoca la aparición de migrañas severas, hipertermia, rigidez de cuello y vómitos, así como mareos, letargo, confusión y alucinaciones.
Se trata de una enfermedad que avanza rápidamente y, en general, acaba provocando la muerte al cabo de los cinco días desde el comienzo de la sintomatología. Por ello, ante la aparición de los primeros síntomas, resulta fundamental acudir a un centro médico a la mayor brevedad posible si se ha estado en agua dulce.
Para prevenir los contagios, tal y como ya destacó el Departamento de Salud de Iowa después de que un hombre se infectase a principio de julio, se debe, entre otras, mantener la nariz cerrada con pinzas nasales, mantener la cabeza fuera del agua, evitar actividades en lagos o ríos durante los períodos de alta temperatura en el agua y evitar cavar o remover el sedimento en zonas poco profundas de agua dulce templada.
Cabe destacar que el calor es el aliado perfecto de la ameba ya que su presencia aumenta durante los meses de verano, cuando el agua presenta las condiciones idóneas para su desarrollo. Además, un factor de riesgo es la edad, siendo los más vulnerables los niños y los jóvenes. Estos tienen más posibilidades de infectarse ya que suelen pasar más tiempo en el agua.
En España, tan solo se tiene constancia de un caso que, en 2018, obligó a clausurar una piscina cubierta en Toledo después de que una niña se infectara de la ameba 'comecerebros'. Una rápida intervención de los servicios de salud logró salvar la vida de la menor que tuvo que ser sometida a un fuerte tratamiento antibiótico y fungicida por vía endovenosa. En 2019, esta piscina volvió a ser cerrada por el mismo motivo, sin que se registrasen casos.