La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo ha asegurado en las últimas horas que la Franja de Gaza se está convirtiendo en un "agujero infernal" a punto de "colapsar". El ultimátum de Israel a la población del norte de la franja despierta controversia, ya que los civiles no tienen donde ir. Además, se han acortado los plazos esta misma jornada.
Las imágenes de ciudadanos tratando de escapar con lo que pueden de esta región de Palestina se suceden, mientras continúa aumentando el número de víctimas. Máxima tensión en un conflicto que presenta una solución más que complicada. Israel sigue respondiendo a los ataques de Hamás, que persiste en su amenaza y que hace que la población civil entre la que se encuentran sufra graves consecuencias.
El ultimátum de Israel:
Varias ONG han condenado los llamamientos de Israel para que la población abandone en un plazo de 24 horas la zona norte de la Franja de Gaza, ya que consideran no sólo que es inviable en términos logísticos sino que contraviene algunos de los principios más básicos del Derecho Internacional, hasta el punto de poder constituir crímenes de guerra.
La responsable de Relaciones Institucionales de Médicos Sin Fronteras (MSF), Raquel González, ha afirmado en un comunicado que el aviso lanzado por el Ejército israelí este viernes a primera hora es "indignante" y "atenta contra cualquier principio de humanidad". "Estamos viendo cómo se utiliza constantemente un lenguaje deshumanizador y esta violencia es una manifestación de ello. Estamos hablando de más de un millón de seres humanos", ha advertido. El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) estima que casi la mitad de los palestinos bajo amenaza son menores de edad.
González ha afirmado que la violencia infligida sobre Gaza "no tiene precedentes" y ha pedido que al menos se establezcan zonas seguras para que los civiles puedan huir. La zona, ha advertido la responsable de MSF, "está siendo arrasada" y "miles de personas están muriendo". Por su parte, el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) ha señalado por boca de su secretario general, Jan Egeland, que el ultimátum de Israel carece de las mínimas garantías y "equivaldría a un crimen de guerra", ya que puede suponer el traslado forzoso de la población.
"El castigo colectivo de innumerables civiles (...) como represalia por actos horribles de terrorismo perpetrados por hombres armados es ilegal dentro del Derecho Internacional", ha subrayado, después de que las autoridades israelíes hayan endurecido el bloqueo sobre la Franja e intensificado los ataques aéreos. Egeland teme que Israel pueda considerar un objetivo legítimo de ataques a los civiles que no puedan huir de la zona norte de Gaza, por lo que ha exhortado a todos los países con influencia sobre las autoridades israelíes a presionar para solicitar la retirada inmediata del ultimátum.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha afirmado que, aunque "nada puede justificar los horribles ataques" perpetrados por Hamás, la ofensiva del pasado sábado tampoco puede derivar en una "destrucción ilimitada" de la Franja de Gaza, ya que hasta las guerras tienen sus reglas. En este sentido, ha advertido de que la orden de evacuación dictada este viernes el bloqueo que ha dejado sin suministros básicos a la Franja "no son compatibles con el Derecho Internacional Humanitario". La organización, que supervisa precisamente el respeto de los principios básicos en esta materia, ha recordado que Gaza es un enclave con un tamaño y unos recursos "limitados".
"Hoy, es imposible que los gazacíes sepan qué zonas sufrirán el siguiente ataque", lo que para el CICR invita a pensar que no hay un lugar seguro donde puedan refugiarse de la escalada de ataques. El Ejército israelí, además, sopesa lanzar una ofensiva terrestre que complicaría aún más la situación. El CICR ha reclamado una pausa inmediata de los combates y ha advertido de que las organizaciones humanitarias no podrán responder al "desplazamiento masivo" de la población gazací. Asimismo, se ha mostrado preocupado por la situación de sus propios trabajadores y sus familias, que también viven a merced de las operaciones militares israelíes.