La mala fortuna lleva al joven que intenta huir en coche justo hacia el lugar donde los asesinos de Hamás disparan contra los que se acercan. Consigue esquivar a varios de ellos, pero finalmente es alcanzado y choca contra otro vehículo. Los múltiples vídeos que estos días circulan por las redes muestran a jóvenes de fiesta mientras al fondo se observan los destellos de los cohetes. Minutos después llegarían los disparos y los secuestros. La imagen que representa ese horror es y será ya para siempre la de Shani Louk, la joven germano-israelí de 22 años que fue identificada tras hacerse viral el vídeo en el que es paseada en una pick-up por sus captaros. Ahora su madre ha confirmado que está viva, pero crítica.
El escenario de la tragedia, un gran desierto en Israel. Un festival de música electrónica que congregaba a decenas de jóvenes llegados de todas partes del mundo y que acabó en sangre y muerte: 260 personas muertas.
Arik Nani también acudió a aquella rave al sur del país, cerca kibutz de Reim, para celebrar su 26 cumpleaños, pero sí consiguió huir. "Oí disparos desde todas las direcciones, nos disparaban desde ambos lados", declaró a Reuters. "Todo el mundo corría y no sabía qué hacer. Era un caos total", añade el joven.
Los relatos de huida y las imágenes tomadas -vehículos abandonados o incluso destruidos- por un dron tras la incursión de Hamas dibujan cómo aquel festival de música se convirtió en una auténtica ratonera.