Los reyes de España, Pedro Sánchez y su mujer, Begoña Gómez, han ejercido de anfitriones de los más de cuarenta líderes mundiales que han acudido a la Cumbre de Granada. La visita a la Alhambra de la que disfrutaron los Jefes de Estado y de Gobierno europeos acompañados de sus respectivos cónyuges en la tarde de este jueves ha estado guiada por los cuatro. Y pocos minutos antes de tomarse la foto de familia en el Patio de los Leones, esa que casi cuenta con un pequeño infiltrado, las cámaras fueron testigos de la complicidad que existe entre Letizia y la primera dama de nuestro Gobierno.
Fue durante un distendido paseo por los jardines del Partal, de camino a su encuentro con el resto de invitados a la cita, cuando ambas mantuvieron una simpática conversación con sus respectivos maridos de testigos.
Ya en el momento de los saludos, de carácter muy afectuoso, se pudo vislumbrar la relación personal que existe entre ambas. Pero fue justo después, en esos escasos minutos de recorrido hasta llegar a una de las estancias principales de la Alhambra, cuando su afinidad se volvió a confirmar.
En esta misma escena protagonizada por Pedro Sánchez, Begoña Gómez y los reyes de España ha llamado la atención otro detalle. Tal y como se puede apreciar en el vídeo que abre esta noticia, hay un momento en el que los cuatro tienen que bajar unas escaleras y en el que el presidente del Gobierno se coloca por delante de Felipe VI, que en ese momento está agarrando del brazo a doña Letizia para evitar un posible percance. Tal y como dicta el protocolo real, nadie puede andar por delante del monarca en un acto institucional, ni siquiera su esposa.
Un error menor que los detractores del líder del PSOE no han querido pasar por alto y que les ha hecho recordar lo que sucedió hace justo un año durante el desfile del Día de la Hispanidad. Aquel 12 de octubre de 2022, sus majestades tuvieron que esperar durante unos segundos dentro de su coche oficial mientras esperaban a la llegada de Sánchez, que no podía acceder al palco oficial antes que el Jefe de Estado. Aunque se rumoreó que era una estrategia para evitar recibir los tradicionales abucheos de los allí presentes, el Gobierno alegó que este retraso había sido motivado por una cuestión de seguridad.