La posibilidad de que un meteorito impacte contra nuestro planeta, aunque poco probable, es posible. Para evitar ese escenario apocalíptico, la NASA inició hace siete años una misión histórica que está a punto de culminar. Este domingo aterrizará en la Tierra la sonda que ha estado este tiempo viajando por el espacio para traer restos de un asteroide que a día de hoy es el que entraña más riesgo de colisión. La información de dicha muestra puede resultar valiosísima
El periplo de Osiris-Rex comenzó hace siete años. Todo un hito en la carrera espacial, porque esta sonda de la NASA, ha hecho un viaja de ida y vuelta a más de 300 millones de kilómetros de la Tierra, donde orbita Bennu.
Se trata de un asteroide, de 500 metros de diámetro, que podría aportarnos valiosa información sobre el sistema solar. Por eso, uno de los momentos más delicados de la misión fue cuando la sonda se posó en su rocosa superficie para recoger muestras del asteroide.
La muestra fue de unos 250 gramos, equivalentes al tamaño de una taza de té, dicen los científicos. Una vez que la sonda aterrice en el desierto de Utah, se enviará a Houston una muestra del asteroide, con todos los protocolos de seguridad, para evitar una posible contaminación.
Con su estudio se pretende, sobre todo, prevenir un hipotético apocalipsis. La NASA calificó al bennu como potencialmente peligroso, ya que podría impactar contra la Tierra un día como hoy, 24 de septiembre. Pero ni estaremos para contarlo ni ustedes para vivirlo porque ese remoto escenario, con Posibilidad de una entre 2700, tendría lugar en el año 2182.