El mundo del cine ha expuesto en numerosas ocasiones la opción de que una catástrofe global amenazara el futuro de la humanidad en la Tierra –e incluso fuera de ella–. Meteoritos, invasiones zombis, guerras nucleares, pandemias globales, invasiones alienígenas, desastres medioambientales… cualquier excusa es buena para poner en jaque a millones de personas en todo el mundo. Pero ¿y si se diera el caso de una catástrofe global? ¿Cuáles serían los países más seguros para afrontarla y, con un poco de suerte, sobrevivir?
En primer lugar, hay que apuntar que la naturaleza de la catástrofe sería clave para decidirse por un país u otro. No en vano, en algunos de los escenarios expuestos en películas y series, lo cierto es que poco importaría dónde refugiarse, pues hay peligros de tal magnitud que lo mejor que podríamos hacer sería encomendarnos a alguno de los héroes que aparecen para salvar a todos.
Como esto es complicado que suceda, hace cuatro años un grupo de autores liderados por Nick Wilson realizaron un estudio que fue publicado en Risk Analysis y que tenía como objetivo saber cuáles eran los países más seguros a los que huir en caso de que se diera una situación apocalíptica.
Las principales conclusiones a las que llegaron en este análisis fueron las siguientes:
Teniendo en cuenta estos parámetros, los mejores lugares elegidos por los analistas fueron Australia, Nueva Zelanda e Islandia. La razón de elegir estos países insulares fue que estaban desarrollados tecnológicamente y eran buenos lugares desde los que reconstruir la civilización en caso de que todo se fuera al garete.
Cuatro años después del estudio y con la pandemia de COVID por medio, no sabemos si seguirían siendo los elegidos. Es más, en caso de catástrofe natural, incluso podría ponerse en entredicho que Islandia –considerada la nación más segura del mundo según el Global Peace Index 2023– fuera un lugar apropiado teniendo en cuenta su actividad volcánica.
Asimismo, si la catástrofe fuera provocada por un contagio global, no cabe duda de que una isla siempre es más sencilla de proteger, aunque dependería del momento en que se cerraran las fronteras –lo que a su vez sería un problema para todos los que quisieran escapar a un lugar seguro–.
De hecho, en Australia se contabilizaron más de 11 millones y medio de infectados por coronavirus (más de 43.000 fallecidos) desde que comenzara la pandemia que afectó a todo el mundo. Por su parte, en Nueva Zelanda se superaron los 2,3 millones de afectados, con lo que la facilidad para mantener a raya una pandemia no es tan sencillo como, a priori, pudiera parecer.