Con gran potencia han llegado las lluvias torrenciales al este de Marruecos. Coches arrastrados por la riada, cauces a punto de desbordarse en la ciudad de Oujda, que se ha llevado la peor parte de estas inundaciones. El resto del país mira al cielo temiendo que las nubes descarguen sobre las localidades afectadas por el terremoto complicando, aún más, el reparto de ayuda. Una ayuda que será más cuantiosa ahora que un fondo de inversiones, encabezado por el rey Mohamed VI, que llegó tarde a la hora de auxiliar a la población en shock, ha donado a través de un fondo de inversión al que pertenece, más de 91 millones de euros.
Mientras llega el dinero, decenas de voluntarios forman cadenas humanas para el reparto de lo imprescindible. Agua, comida, tiendas de campaña para paliar las enormes carencias que, hoy por hoy, padecen cientos de afectados por el terremoto como en la aldea que visitado un equipo de Informativos Telecinco. Logran encontrar supervivientes ya es misión imposible.
En la aldea, 55 familias lo han perdido todo pero la vida sigue. En las aldeas todo está derruido, historias desgarradoras. Pero también rayos de esperanza. Pastores acostumbrados a vivir con lo mínimo han logrado montar su colegio en medio de la nada, han hecho una especie de cocina y comedor y nos enseñan que en medio de la catástrofe hay esperanza.
El equipo de rescate del Consorcio Provincial de Bomberos de Cádiz desplazado a Marruecos para ayudar en las labores de rescate de personas por el terremoto ha regresado a España con una sensación "agridulce" al no haber podido hacer "todo lo que querían" durante los días que han permanecido en el país africano.
Moisés Delgado, jefe del Grupo de Localización y Rescate (GLR) del Consorcio de Bomberos de la Provincia de Cádiz, ha relatado en una rueda de prensa este viernes cómo se produjo la activación de su equipo para ayudar en el rescate de supervivientes del terremoto, así como la impotencia por no haber conseguido salvar ninguna vida. "Emprendimos el viaje otra vez hacia España con una sensación agridulce de que habíamos hecho todo lo que habíamos podido pero no habíamos hecho lo que queríamos", ha lamentado Delgado.
Antes de volver, el equipo gaditano --compuesto por seis efectivos de bomberos, cinco perros y tres vehículos autónomos con el material para actuar y para su mantenimiento-- estuvo durante varios días en tareas de rescate sobre la zona de Tafingoult, en una aldea de montaña al sur de Marraquech conformada por viviendas de adobe. Sobre esto, Moisés Delgado ha explicado que este tipo de construcciones no cuentan con "cimentación ninguna" y al producirse un derrumbe, el deslizamiento del terreno provoca que "no haya huecos de vida" con lo que "no hay probabilidades de que nadie esté allí bien".
En esa línea ha comentado que en esa zona "prácticamente no había vida" y lo que intentaban los nativos era rescatar los cuerpos de debajo de los escombros, algo para lo que el equipo gaditano no fue activado ya que su tarea era el rescate de personas con vida. "Nos marchamos de allí sin poder hacer nada", ha relatado.
El jefe de los bomberos gaditanos ha manifestado también su pesar por la tardanza con la que fueron activados ya que el terremoto se produjo un viernes por la noche y a ellos no les dieron el permiso para acudir "hasta el domingo". "Al pasar tantas horas, las posibilidades de vida van desapareciendo poco a poco, tanto que los únicos que consiguieron sacar a gente con vida fueron los medios locales de allí que ya estaban en el sitio", ha añadido.
Según ha contado, durante las primeras 48 horas "sólo dieron permiso a organismos de Catar y Turquía", que fueron los primeros en entrar en el país marroquí, para después ser el turno de los gaditanos, siendo "la segunda oleada de ayuda humanitaria". "Tengo contacto con todos los equipos que han estado allí y de momento nadie ha conseguido sacar a nadie con vida", ha aseverado.
Antonio Pérez, bombero que ha formado parte de este grupo de rescate ha explicado que "volvería a hacerlo con los ojos cerrados" aunque deje a su familia "atrás". "Aprendes mucho y te traes muchas cosas positivas de allí", ha señalado, añadiendo que "no tendría ningún problema en irme otra vez". En concreto, este grupo intervino en dos poblados sin obtener resultados positivos en su búsqueda de supervivientes al terremoto. Pese a la experiencia, han mostrado su agradecimiento por la acogida que han tenido por parte de la población.
El nuevo presidente del Consorcio, José Ortiz, ha trasladado su enhorabuena y reconocimiento al equipo humano, que no dudó en trasladarse a Marruecos como consecuencia del terremoto, pero también a los cuatro perros que partieron con ellos. "Dicen que vienen defraudados porque no han podido encontrar vida humana, pero creo que todos tenemos que agradecerles el esfuerzo que hicieron. No dudaron en trasladarse, en dejar a sus familias, algunos en pleno cumpleaños, para trasladarse a Marruecos para ayudar. Creo que ese es el espíritu de este Consorcio de Bomberos", ha expresado el presidente de este organismo.
"Que mejor que empezar un mandato poniendo de manifiesto esa vocación de servicio público de nuestros bomberos, que anteponen la vida de los demás a la suya, que sacrifican vida personal por ayudar a quienes más lo necesitan", ha argumentado Ortiz, quien les ha asegurado que aunque no hayan podido salvar a nadie "cuando han estado por allí, creo que sí han dado calor humano y han recibido calor humano".