La guerra de Ucrania, más de un año y medio después, ha dejado más de 120.000 ucranianos heridos. Las historias de los ciudadanos son escalofriantes. Y es que esta jornada hemos podido conocer el relato de dos soldados que perdieron la mandíbula y que resultaron gravemente heridos, pero que han podido recuperarse, incluso la voz, gracias a implantes hechos con impresoras 3D.
Conocemos a Ígor en Kiev, donde se recupera del disparo de un francotirador ruso cerca de Bajmut, en la región de Donetsk. Él mismo señala por dónde entró la bala y por donde salió. Sus ojos hablan de lo vivido. Lleva nueve cirugías de reconstrucción, ya que la bala, que él mismo se quitó de la nariz, le destrozó la cara. Aún tiene que pasar varias veces por quirófano.
Petró es comandante de tanque, los rusos volaron el suyo en el frente de Zaporiyia. Cuando despertó del coma, no tenía mandíbula. Los implantes que les han puesto a Ígor y Petró se diseñaron e imprimieron en titanio con la innovadora tecnología de la empresa de empresa de Daniel, que, desinteresadamente, ha conseguido que cientos de soldados recuperen su cara.
"Debido a la contraofensiva, la cantidad de casos nos desborda. El diseño e impresión de cada implante, totalmente personalizado, puede llevar más de un mes de trabajo", explica el profesional, cuya actividad se desarrolla en la capital del país.
El Gobierno ucraniano corre con los gastos médicos, pero no con el material de los implantes, que de momomento asume la fundación 'Médicos para los héroes'. Petró sigue trabajando para el Ejército. El sueño de Ígor, es volver al frente con sus compañeros.