La desaparición en Francia del pequeño Émile, el niño de dos años cuyo rastro se perdió el pasado 8 de julio en Le Haut Vernet mientras estaba de vacaciones con sus abuelos, suma ya 40 días. Los investigadores siguen en busca de una pista clara que ayude a determinar qué le pudo ocurrir. Y estos últimos días han encontrado un punto de mucho interés: se trata de una fuente ubicada a unos 60 metros de la vivienda de sus abuelos, que intriga de forma particular a los agentes. Aquí es donde se han parado los perros de rastreo, es el último lugar donde llegó su olor.
La fuente de la calle principal de Le Haut Vernet plantea numerosas incógnitas en estos momentos. Está en una vía empinada, al borde de la carretera, como muchas otras fuentes de la región montañosa, Alpes de Alta Provenza, y conduce al corazón de la comuna, en la que hay unas veinte casas y no hay salida. ¿Pudo estar allí realmente? Los agentes confían en el olfato de los perros Saint-Hubert de la Gendarmería Nacional.
La presencia del pequeño frente a esta fuente es una certeza virtual (no hay pruebas de que estuviera solo, ni de la participación de un tercero), pero al rastreo de los perros se suman las declaraciones de dos vecinos que afirmaron haber visto al niño entrar en la calle en pendiente, donde se encuentra también la pequeña iglesia de Saint-Martin. Émile habría estado en el punto de interés entre las 17:15 horas y las 18:12 del 8 de julio, hora en la que su abuela llamó a las autoridades para denunciar su desaparición.
Émile se conoce bien la zona, a pesar de tener solo dos años y medio, según los investigadores. Le gustaba caminar solo -no más de 250 metros de su familia- y era habitual verle perseguir mariposas. Para las autoridades no es extraño que fuera capaz de salir de casa por su propia cuenta. Y es que su rastro se perdió de forma repentina. El niño estaba echándose la siesta y sus abuelos se pusieron a hacer tareas. Pero se despertó y supuestamente abandonó la vivienda sin que se dieran cuenta.
La cuestión que se abre ahora es si hubo un accidente con un coche implicado cerca de la fuente o si alguien le secuestró en ese punto. Es una posibilidad, pero también puede ser una ruta realizada por el niño en los días anteriores a su desaparición o el último punto en el que hay rastro debido a la gran cantidad de personas que han acudido a la localidad para ayudar a buscarle. El alcalde, François Balique, tiene claro que alguien se lo llevó: "Si no le hemos encontrado es porque no está allí. Ya no está en el territorio del municipio, lo han trasladado a otro lado. Estamos ante alguien maquiavélico". Se baraja también que alguien pudiera haber ocultado su cuerpo tras un accidente, o haberlo retirado.
Dédé, residente de Le Haut Vernet, afirma que vio a Émile caminando por la calle "horas antes de que desapareciera". Nada hacía presagiar el drama que se iba a producir. "Iba en pañales, retozaba, como cualquier niño pequeño. Aquel día no estaba solo, estaba con sus tíos y tías. Es una familia muy grande, son buena gente. Son muy religiosos, practicantes y con una educación ejemplar", ha comentado este vecino, que afirma que, a pesar de que llevan más de 20 años acudiendo al pueblo de vacaciones, apenas les conocen. Eso sí, todos los habitantes saben que siempre llegan en minibús y que organizan un concierto de música clásica en la iglesia. Los abuelos "tienen 11 hijos, todos se mantienen solos".
Una descripción de la familia materna del niño que contrasta sin embargo con el perfil de Colomban, el padre del niño, según recogen los medios locales, que afirman que tiene "un pasado bastante oscuro". El progenitor, de 26 años, fue un activista activo de una asociación de extrema derecha y tuvo que comparecer hace unos años en el juzgado por un presunto ataque contra varias personas, un caso del que fue absuelto. Luego pasó a la política y estuvo en elecciones regionales en 2021.
Desde la desaparición de Émile se han publicado numerosas teorías e informaciones sobre la familia del pequeño. Primero se habló de que formaban parte de una secta, algo que desmintieron de forma rotunda, y luego se destacó que había contradicciones en el relato de algunos de sus miembros.De hecho, este último apunte fue aportado por las autoridades. La investigación continúa y se siguen haciendo interrogatorios. Los tíos y las tías del niño han sido llamados por los agentes, varias horas, y no han querido declarar sobre lo que respondieron. Mientras, el alcalde ha cerrado las visitas -de nuevo- a Le Haut Vernet, cerca de Le Vernet, hasta el 31 de agosto para que no haya curiosos en la zona. En septiembre reabrirán. Sigue el misterio de Émile.