Los quince primeros inmigrantes que llevan desde el lunes en el polémico buque del Reino Unido han contado cómo es la vida a bordo. Mientras unos agradecen la cama y la comida, otros lo comparan con una prisión flotante, incluso con Alcatraz.
Filmando su habitación, uno de los primeros inmigrantes alojados en el Bibby Stockholm se queja de que en el armario no hay sitio ni para la ropa de una persona. Asegura que las medidas de seguridad le hacen sentir como en Alcatraz y considera terrible que se vayan a meter a quinientas personas allí.
Esa mala impresión contrasta con la de otro inquilino, mostrando la zona de desayunos y alabando la comida.
De momento, quince solicitantes de asilo han entrado en lo que para sus promotores es un hotel flotante, incluso con gimnasio. Veinte han rehusado, como un sirio que huye de la guerra en su país. "Si me encierras en un lugar pequeño, me estás devolviendo a la habitación donde me escondía cuando el Estado Islámico nos atacaba".
El primer ministro británico no descarta contratar más barcazas, defiende que suponen un ahorro para el contribuyente británico.