La noticia parece una distopia de esas series que abundan en la tele, pero es la pura realidad. La idea del Gobierno conservador británico para gestionar la inmigración es meter a los solicitantes de asilo que lleguen a Reino Unido en una barcaza a modo de cárcel flotante.
La embarcación sin motor tiene capacidad para 500 personas, que ha servido para sacar pecho a Richi Sunak sobre su mano dura contra la inmigración, ha contado con el beneplácito de la ultra, Suella Braverman, ministra del Interior. Ha sido muy criticada por las organizaciones de derechos humanos, así como a los vecinos de Portland, en Dorset (suroeste de Inglaterra), donde afondará y se abastecerá la cárcel flotante.
El "Bibby Stockholm", como se llama la embarcación, ha sido rehabilitada recientemente para que pueda acoger a inmigrantes hombres durante un máximo de 18 meses, mientras duran los trámites administrativos, según ha informado el Gobierno de Sunak.
Para convencer a la opinión pública Downing Street ha esgrimido el manoseado argumento de que significará un ahorro para los contribuyentes, aunque al Gobierno local de Dorset le pagarán más de 2 millones de euros durante los 18 meses que se prevé estará la embarcación en el puerto sin contar otros casi 500.000 euros para financiar el apoyo y las actividades de los residentes, o lo que es lo mismo 'convencerlos' de las conveniencia de aceptar esta cárcel en su paisaje marítimo.
El Ministerio del Interior, por su parte, defiende que el buque aliviará la presión sobre el sistema de asilo británico a como sea.