Un niño se golpea la cabeza, le dan el alta y a los dos días tienen que operarle: la advertencia de su madre a otros padres

  • Un niño ha tenido que aprender de nuevo a andar tras sufrir una fractura en el cerebro y una hemorragia

  • El pequeño fue operado de urgencia dos días después de darse un golpe en la cabeza

  • El mismo día del golpe los médicos le dieron el alta al no detectar signos de conmoción

Una mujer australiana ha compartido lo que le ocurrió a su hijo para advertir a otros padres sobre la importancia que tiene confiar en los “instintos” y defender a los menores que no pueden hacerlo por sí solos.

El niño, que recibió el alta tras unas horas ingresado después de golpearse la cabeza, tuvo que ser operado de urgencia dos días después. Previamente, le habían dado el alta al no mostrar signos de que tenía una fractura en el cráneo y una hemorragia cerebral. Su madre ha decidido compartir su historia.

La historia del niño tras golpearse la cabeza

El niño estaba jugando en la cocina, cuando resbaló y cayó de espaldas. Se dio un fuerte golpe en la cabeza. “Lloró al instante. Le abracé, pero sentí que algo estaba mal. Normalmente, se calmaba cuando le abrazo, pero estaba vez no lo hice”, cuenta la mujer en una publicación en Instagram.

“De repente, mi hijo dejó de llorar y dijo 'mami' antes de quedarse cojo y de que sus ojos se volviesen hacia atrás”, continúa la mujer, que en ese momento llamó a Emergencias.

“Los paramédicos llegaron 5 minutos después. Tenían la sospecha de una conmoción cerebral y se le llevaron al hospital para ser monitorizado. En el hospital desde las 18:00 hasta las 23:00 vomitó dos veces”, explica.

“A las 23:00, dijeron que habían pasado unas horas desde su último vómito y estaba bien. Le tocaron la cabeza y dijeron que no podían sentir ninguna fractura - ni siquiera podían ver dónde se golpeó la cabeza porque no había ningún bulto ni marcas rojas”, ha contado la mujer, que ha añadido imágenes a su historia. En la primera de una serie de fotos, explica, es como “se veía esa noche”.

Antes de darle el alta, dice, preguntó “varias veces qué signos alertaban de una hemorragia cerebral”: “Me dijeron enrojecimiento detrás de las orejas y contusiones debajo de los ojos”. Y preguntó si le realizarían un escáner: “dijeron que no porque no tenía signos”.

Así las cosas, le dieron el alta. Dos días después, el bulto se puso suave y blando. El pequeño no paraba de llorar y agarrarse la cabeza, así que le llevaron de nuevo al hospital. “En el camino, vomitó varias veces”, cuenta su madre.

Aun así, el doctor que les atendió no veía necesario un escáner. No obstante, este, que estaba terminando su turno, dijo que preguntaría a la médico que iba a relevarle por si acaso ella lo veía oportuno.

“Ella dijo que sí, ¡debería hacerse un escáner y gracias a Dios!”, expresa la madre, que señala que la prueba mostró que el pequeño “tenía una fractura de cráneo y una hemorragia cerebral, que le había causado un gran hematoma”.

En una hora, el niño fue trasladado a un hospital infantil, donde les aseguraron que un gran coágulo de sangre presionaba el cerebro y requería ser operado urgentemente. A la hora, estaban interviniéndole.

El pequeño pasó diez días hospitalizado y tuvo que volver a aprender a caminar de nuevo. Ahora, con su historia y con las fotografías del proceso por el que pasó el niño, su madre intenta advertir a otros padres de la importancia de confiar en el instinto y defender a los menores que no pueden hacerlo por sí solos.