Francia suspende la búsqueda sobre el terreno del pequeño Émile que desapareció el pasado sábado en una pequeña localidad de los Alpes. La investigación se va a centrar ahora en analizar los elementos que se han encontrado durante el rastreo. El caso comienza a guardar muchas similitudes con el de Madeleine McCann.
Medio centenar de rastreadores han pedido quedarse una jornada más para realizar un último intento. Querían asegurarse de que no quedaba un solo hueco sin examinar ni en la localidad de Le Vernet, en Los Alpes franceses, ni en sus alrededores.
Pero tras cinco días en los que se han batido noventa y siete hectáreas de terreno, no han hallado ni una pista que ayude a localizar al pequeño Émile.
Émile, ese niño rubio, de dos años y medio, es conocido por todos en el pueblo por ser especialmente activo, afirma una vecina.
Pasaba el mes de julio en casa de sus abuelos. Cuando desapareció el sábado, había una decena de personas estaban en la vivienda.
La Policía ha desmentido el rumor de que las principales sospechas recaen en la familia. “Están pasando por un sufrimiento insoportable”, señala un conocido de la familia de Émile.
Esta tranquila comunidad de Los Alpes vuelve a las portadas -de nuevo a su pesar- ocho años después. En una de sus laderas se estrelló el avión de Germanwings tras una maniobra suicida del copiloto: murieron ciento cincuenta personas.