La Policía francesa trabaja contrarreloj para encontrar a Émile, de dos años y medio, desaparecido el pasado sábado en un pueblo de los Alpes franceses. Buscan una pista que explique qué pasó esa tarde y cómo es posible que no haya ningún rastro del pequeño en las más de 97 hectáreas peinadas a conciencia por agentes, militares y voluntarios. Entre las sospechas que se barajan, hay dos terribles hipótesis: que Émile sufriera un atropello en una carretera cercana o que hubiese sido secuestrado.
Ninguna de las pistas conocidas hasta el momento pueden explicar lo que pasó en el idílico pueblecito de montaña de Alto Vernet. Tras el minucioso rastreo de la zona durante cuatro días ahora toca analizar toda esa información.
Las personas que conocen la zona describen Alto Vernet como un pueblo de montaña situado a una altitud de 1.300 metros sobre el nivel del mar y ubicado en un valle agrícola y turístico en el que abundan las rutas de senderismo y ciclismo de montaña.
Entre Vernet y Alto Vernet, apenas hay dos kilómetros de separación, una distancia que Émile podría haber recorrido en algo más de media hora. Su familia asegura que el pequeño es un buen caminante y está acostumbrado a largos paseos.
La orografía de la zona incluye un cauce fluvial que en esta época del año puede ser sorteado fácilmente a pie. Pero lo que más preocupa a los investigadores es la presencia de una carretera, la D900 calificada como importante eje viario y que ahora, en el mes de julio aumenta su volumen de tráfico como consecuencia de los desplazamientos estivales.
Preocupa este hecho porque, aunque no se han identificado pistas que lo sustente, existe la posibilidad de que el pequeño Émile llegase hasta esta carretera y fuese víctima de un atropello que ahora se trata de ocultar.
Entre las labores de rastreo de estos días y el análisis exhaustivo de toda la información recopilada sobre el terreno también está la identificación de todos los teléfonos y las personas que han estado por la zona y recorrido el tramo de la D900 más próximo a Alto Vernet, informa Le Figaro.
Más allá de esta posibilidad que comparte cierto modus operandi con la posibilidad de un secuestro, los rastreos con perros especializados en los campos de cultivo o las zonas de difícil acceso no han servido para aportar ninguna evidencia, una falta de información que preocupa a la sociedad francesa atenta estos días a la suerte que ha podido correr el pequeño Émile.