‘Lingxiu’ es un término reverencial en chino tradicional que se refiere al líder. No cualquier líder puede ser llamado así y sólo mandatarios como Mao Zedong, Chiang Kai-shek o el propio Xi Jinping han acuñado este apelativo. Lejos de incomodarles, el ser considerados como ‘lingxiu’ les eterniza, y como tal, sus decisiones, sus citas y sus reflexiones sientan cátedra. Una demostración de la importancia de este sobrenombre ha sido, sin ir más lejos, la abolición del límite que los máximos mandatarios pueden gobernar en China. En marzo de 2018 el Partido Comunista aprobó que Xi se mantuviera en el poder el tiempo que sea necesario y eliminó la regla aplicada hasta entonces de dos legislaturas de cinco años. No sólo la perpetuación del presidente chino en la cúpula gubernamental es digna del ‘lingxiu’ -actualmente va por su tercer periodo presidencial- también lo es su doctrina política, denominada ‘Pensamiento Xi Jinping sobre el Socialismo con Características Chinas para una Nueva Era’.
Este lunes se presentó un proyecto de ley en la Asamblea Popular Nacional que busca impulsar más aún la educación patriótica en China. Según el borrador -que no se ha hecho público en su totalidad- las escuelas estarían obligadas a que los alumnos estudien el ‘Pensamiento Xi Jinping’ con el fin de adoctrinar a la juventud china con propaganda patriótica sobre el Partido Comunista y su líder. El proyecto de ley también incluye este tipo de adoctrinamiento a usuarios de internet y a ciudadanos chinos que residen en el exterior. Macao, Hong Kong y Taiwán entran dentro del espectro de ideologización de la narrativa comunista china. Esto se une a los esfuerzos del Partido a que los preceptos comunistas actuales queden sellados en la inteligencia artificial.
La agencia estatal de noticias, Xinhua, y el canal televisivo CCTV se han hecho eco de esta propuesta que tiene el fin de extender esta ideología basada en el patriotismo ya que “ tiene un enorme significado y de largo alcance para elevar el espíritu nacional, unir la fuerza del pueblo, avanzar en la construcción de una nación fuerte y lograr el rejuvenecimiento nacional”, rezan los medios oficiales. “El espíritu patriótico se fomentará mediante la concesión de premios al mérito y el honor nacionales, actividades durante el Día Nacional del país, aniversarios importantes y grandes festivales, así como mediante ceremonias de izado de la bandera, la entonación del himno nacional y promesas de lealtad a la Constitución”, se añadió.
Desde la llegada al poder de Xi en 2012, su doctrina ha imperado sobre otras opiniones contrarias. Tanto es así que cualquier atisbo de protesta es cortada de raíz y los comentarios o ideas opuestas a su pensamiento son censuradas. China ha elaborado un sistema de control en internet que “limpia” cualquier contenido que no se alinee con la narrativa oficial y genera contenido dirigido a los más jóvenes para “educarles políticamente”. Para el Partido, la denominada “labor ideológica” es una prioridad.
El patriotismo es un concepto fundamental en China y ha sido promulgado por Xi en numerosas ocasiones. En 2017 el ‘Pensamiento de Xi’ se convirtió en el dogma del Partido y los temarios en los libros de texto de las escuelas fueron actualizados para amoldarse a las ideas del ‘lingxiu’. Durante los disturbios de 2019 en Hong Kong, promovidos por grupos a favor de la democracia y de la independencia, el Partido elaboró un documento para extender su programa de adoctrinamiento. La pretensión fue que el patriotismo “comience en la cuna” y se centre en los jóvenes para formarles en la “construcción y la herencia del socialismo”. Este documento se elaboró después de que Shen Chunyao, director afín al Gobierno chino de la Oficina de Asuntos de Hong Kong y Macao, pidiera que la educación de los hongkoneses fuera más “patriótica”.
En 2021, el Gobierno lanzó otra campaña en los colegios para inculcar los “valores socialistas fundamentales”, y ese mismo año, el Departamento de Propaganda elaboró 585 bases para la educación patriótica. Este término ha sido difundido a través de preceptos motivacionales para llegar a las nuevas generaciones.
“Es la fundación sobre la que los jóvenes chinos de la nueva era se convierten en ganadores”, ha sostenido el propio Xi en declaraciones pasadas. “En la China contemporánea, la esencia del patriotismo es amar al país, al Partido y al socialismo al mismo tiempo”. También ha expresado que el sentimiento de patriotismo “hace brotar las lágrimas de nuestros ojos” y conforma la “columna vertebral” de la nación china. “Los jóvenes chinos en la nueva era deben dedicarse al país y al pueblo, demostrar el patriotismo con sinceridad e impulso de por vida y sostener en alto la gran bandera del patriotismo en sus corazones”, ha señalado.
Este adoctrinamiento no siempre ha sido bienvenido. Hace pocos días, un manifestante fue detenido tras aparecer con una pancarta en la Universidad de Pekín. En ella se leía: “adoptemos un sistema multipartidista y el fin del gobierno autoritario”. Usuarios de las redes sociales también han expresado su opinión. “La obsesión por la propaganda ideológica es una enfermedad incurable que los gobernantes autoritarios padecen hasta el fin de sus días”, sentenció uno. “Lo hacen porque su imagen está dañada desde hace años. No entienden por qué la gente se va del país y ahora quieren que apoyen al partido (o les obligan a hacerlo)”, apunta otro. “Cuando un régimen no tiene nada que ofrecer para mejorar la vida de la gente, se centra en difundir dogmas e inventa enemigos externos”, sostiene un tercero.
Además del adoctrinamiento en las aulas o en internet, los museos y los lugares de interés cultural son objeto de difusión del ‘Pensamiento de Xi Jinping sobre el Socialismo con Características Chinas para una Nueva Era’. Pero, ¿de qué se trata esta doctrina de autor?
Es tal la importancia de este texto, que forma parte del preámbulo de la Constitución china, cuyas enmiendas fueron aprobadas en el Congreso Nacional celebrado en octubre de 2022, donde el anterior líder del país, Hu Jintao, fue expulsado de la sala en un episodio que simbolizó la ruptura de Xi con el pasado y su gran fortaleza dentro del Partido.
El ‘Pensamiento de Xi Jinping’, que será aprobado para su estudio en las aulas, es un plan para consolidar y reforzar el poder en tres niveles: la nación, el Partido y en la persona de Xi. En cuanto al primero de los niveles, la pretensión es hacer que “China sea grande de nuevo”. Para ello, se ha ensalzado el concepto del “gran rejuvenecimiento” que devuelva a la nación a “la gloria”. Para ello, la visión de Xi es que China no sólo sea una potencia económica -la segunda economía más fuerte del mundo- sino un “Estado poderoso políticamente”. La modernización militar en marcha y la Iniciativa de la Franja y Ruta complementan esta idea o “sueño”, tal y como ha descrito Xi, de colocar a Pekín por delante de Washington en el panorama internacional.
El segundo nivel es el de fortalecer al Partido como única opción de Gobierno. La idea más célebre que extiende Xi es que el Partido es la solución, no el problema, ya que la democracia es sinónimo de “caos y corrupción”. Según el ‘Pensamiento de Xi Jinping’, para que la nación sea próspera es imperativa la prevalencia del sistema unipartidista. La promoción del Partido Comunista se ha adaptado a los nuevos tiempos y a los avances tecnológicos. La difusión de ideas a través de los panfletos repartidos en las zonas rurales se ha cambiado por una expansión basada en el control de la narrativa a través de las plataformas de internet y con estrategias de comunicación e influencia actualizadas. La cultura, el revisionismo histórico -adaptar la historia a su narrativa e incluso eliminar episodios como la masacre de Tiananmen- o la apuesta por el adoctrinamiento a través de la educación son métodos que sirven para revitalizar al Partido.
Por último, la tercera pieza del puzzle corresponde a la figura de Xi, el ‘lingxiu’, el líder supremo. Xi se ha presentado como el mandatario que ha impulsado a China política y económicamente, quien la ha salvado de la corrupción, a la persona que simboliza la ambición china, su modernización. Todo ello con una capacidad para hacer que sus mensajes lleguen al pueblo, especialmente a la creciente clase media. El poder y el control son cuestiones vitales para Xi. Lo son desde el punto de vista de la vigilancia, de la seguridad, de la economía, de la política o desde la perspectiva de su asertividad militar en Taiwán o en el Mar de China Meridional, por ejemplo. Pero también lo es desde el prisma de la comunicación, de la educación y del adoctrinamiento.
“Xi intenta representar y relatar historias que ofrezcan a los ciudadanos chinos formas significativas de relacionar al Partido Comunista con su vida cotidiana”, explica el profesor Kerry Brown en su libro ‘Xi, un estudio en el poder’. “Muchas de sus historias van sobre la misión nacionalista de hacer a China grande de nuevo, sobre restaurar su civilización ancestral y su papel central en el mundo de maneras que trascienden la política y que involucran a la población”.