Joseph Zieler, un asesino convicto de 61 años, ha vuelto a probar ante el juez por qué constituye un auténtico peligro para la sociedad. Lo ha hecho, además, durante una audiencia para la celebración de un nuevo juicio contra él, donde protagonizando una insólita escena ha atacado a su propio abogado, al que propinó un fuerte codazo pese a estar esposado y junto a varios agentes, que tuvieron que reducirle.
Zieler se enfrenta la pena de muerte por violar y asesinar brutalmente a una niña de 11 años, Robin Cornell, de 11 años, y su niñera, Lisa Story, de 32. Ocurrió en 1990, tras introducirse en el lugar donde ambas se encontraban, asaltándolas mientras dormían.
Para el juez no hay ningún tipo de dudas: “No tiene remordimientos”. “Es malvado”, y con sus actos, ha dicho, ha “renunciado a su derecho a vivir”.
Zieler fue condenado a una doble pena capital por los dos asesinatos, que perpetró con absoluta crueldad y frialdad. De hecho, durante el juicio no dudó en burlarse de la madre de la niña, llegando a decirle que tuvieron relaciones sexuales.
La progenitora no se encontraba en la vivienda cuando sucedieron los hechos. Había salido a ver a su novio en la noche de los asesinatos, y dejó a la pequeña con una cuidadora. Al día siguiente, cuando regresó, encontró a ambas sin vida en la escena del crimen.
El caso, además, estuvo casi tres décadas sin ser resuelto. Sin pistas que determinasen quién fue el asesino, no fue hasta que en 2016 detuvieron a Zieler por un hecho diferente cuando ataron cabos. Había tenido que dar una muestra de ADN, y ello rápida y afortunadamente lo relaciono con el doble crimen de la niña y su niñera.
Ahora, Zieler, que además tiene pensado apelar su condena, ha vuelto a probar con su agresividad y violencia que no hay razones para hacerle ningún tipo de concesión.
El golpe que le propinó a su propio abogado fue además con plena premeditación y las cámaras que registraron el momento en la sala así lo prueban.
Zieler, en un primer instante, murmulló dirigiéndose a su letrado, haciéndole ver que necesitaba que se acercase para decirle algo. Fue entonces cuando el abogado se acercó a él para ver qué quería, y el asesino, acercándose a su oído sin perderle de vista, aprovechó ese instante para, con fuerza, propinarle un codazo.
Inmediatamente, tras verlo, los agentes que había junto a él le redujeron, al tiempo en que el juez preguntaba al letrado si estaba bien, a lo que contestó: “Solía boxear. He recibido golpes peores que ese”.
Tras los hechos, en declaraciones a FOX 4, explicaba: ““Parecía que no quería que los micrófonos captaran nuestra conversación. Así que me hizo señas para que me vaya, me acerqué y me golpeó”.